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Reconocimiento de invitados a coloquio de "Lluvia de ideas" sobre este ámbito informativo
No hubo dos lecturas: la vapuleada farándula es sin duda el eje central de los espacios informativos relacionados con el mundo del espectáculo, un ámbito que se caracteriza por sus difusos límites en términos de cobertura y contenidos. Si bien las noticias sobre celebridades presentan ciertos dilemas éticos, hubo quien reconoció que su naturaleza frívola propicia el contrabando de opiniones que apuntan a temas de contingencia política y social.
Un intenso debate en torno a la gravitación de los temas de farándula en la pauta informativa de la sección de espectáculos se suscitó durante el desarrollo del coloquio "Periodismo de Espectáculos", el cuarto encuentro contenido en el programa de "Lluvia de Ideas: los periodistas hablan de periodismo", ciclo de conversatorios organizado por la Carrera de Periodismo y la Dirección de Asuntos Estudiantiles (DAE) del Instituto de la Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile, ICEI, con motivo del sexagésimo aniversario de la Escuela de Periodismo de esta Casa de Estudios.
En este conversatorio participaron cuatro destacados profesionales del área, todos ellos egresados de la Universidad de Chile: el crítico de cine en diversos medios informativos Daniel Olave, el especialista en música popular de radio y televisión Freddy Stock, el panelista de programas de farándula Jaime Coloma y el periodista de El Mercurio Christopher Ahumada, quienes dedicaron gran parte del encuentro a delimitar el ámbito informativo de la sección "espectáculos" y, más específicamente, a dimensionar el peso específico que ha alcanzado la farándula en la confección de la pauta, especialmente en los programas de televisión que copan la parrilla.
"El límite es bastante difuso cuando hablamos de industrias culturales. Es como tierra de nadie. Depende mucho del medio", declaró Coloma, docente del ICEI, a lo que Daniel Olave respondió que, tras años de observar el comportamiento editorial de los medios de comunicación en los que se ha desempeñado, la diferencia entre periodismo de espectáculos y el periodismo cultural obedece a que "el periodismo de espectáculos se ocupa de expresiones artísticas que convocan a un público".
Sin embargo Coloma reconoció que el área está bajo supremacía de contenidos vinculados a la vida privada de las celebridades, aunque aseguró que en este espacio sí existe la posibilidad de opinar sobre temas propios de la contingencia social y política "precisamente porque la farándula no le importa a nadie".
"Es un sector tan desacreditado que todo lo que ahí se diga carece a priori de importancia. Y precisamente por eso es que se puede comentar de temas como el aborto, el lucro en la educación, la violencia intrafamiliar... hoy acabamos de conversar de esas cosas", agregó.
"Este es uno de los sectores menos valorados por la gente", dijo Christopher Ahumada, "pero al final son tantas las personas que quieren saber de televisión; cómo se produce, qué pasa tras bambalinas", agregó el joven periodista de El Mercurio.
Olave refirió a la difícil situación que viven los periodistas interesados en informar de cine y música en los pocos espacios disponibles en la actualidad. "Está cada vez más difícil hablar de cine o de otras disciplinas del arte. La única manera de hacerlo en televisión es a la rápida o después de referirse a una noticia farandulera que involucra al protagonista de la película", añadió, al tiempo que deploró la generalizada hipocresía de las audiencias al contrastar los elevados ratings que logran estos programas con los magros niveles de audiencia que alcanzan apuestas que ponen en relieve manifestaciones culturales de verdad.
"Dejémonos de chivas y discursos llorones (...) Muchos criticaron la salida del programa (Cristián) Warnken y éste tenía una audiencia bastante baja. Hoy ese programa llegó a La Red y tiene apenas un punto de rating. De todos modos no es sólo un problema que tengamos en Chile", dijo.
Freddy Stock reflexionó en cuanto a la irrupción de un ámbito informativo que, pese a ganarse todo tipo de condenas y críticas, aún goza de buena salud en términos de audiencia. "Una vez escuché a alguien decir que la farándula es síntoma de que la sociedad está sana. Cuando los países alcanzan cierto nivel pueden darse el lujo de preocuparse de tantas banalidades", dijo el periodista, sin ocultar cierto gesto de ironía acerca de esta tesis difundida por ciertos teóricos y analistas más comprometidos con el "modelo".
Otro tanto en la discusión versó sobre la especialización profesional en este ámbito, algo bastante complejo máxime cuando los límites del sector informativo varían según la sensibilidad del editor y de los intereses que protege determinado medio de comunicación. Al respecto Daniel Olave aseguró que "cuando comencé a trabajar de periodista había muchos ‘rifleros', muchos periodistas que establecían una relación de amistad con los ‘artistas'. Un artista estaba sin trabajo y de inmediato le pedía una nota a un periodista amigo y al otro día veíamos publicada una nota con el personaje candidateándose para ir al Festival de Viña del Mar. Era un trabajo de relaciones públicas, una relación bastante turbia".