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Sobre incorporación de Cineteca U. de Chile a Plataforma Cultural
El académico, cineasta y coordinador de la Cineteca de la Universidad de Chile hace un balance del trabajo realizado por el espacio durante el 2022, en el nuevo escenario postpandémico. En esta entrevista, además, reflexiona sobre cineclubismo y se refiere a los desafíos del Programa Académico Cineteca para el 2023, tras su incorporación a la recientemente inaugurada Plataforma Cultural, polo de difusión para las artes y la cultura de la U. de Chile.
Repensar el quehacer de la Cineteca de la Universidad de Chile fue el principal desafío que su coordinador, Luis Horta, identificó tras la vuelta a la presencialidad en 2022, en el nuevo escenario postpandemia. El cineasta y académico explica que durante este período enmarcaron la labor del espacio en tres ejes de trabajo.
En primer lugar, debieron retomar la labor de restauración audiovisual, de digitalización de películas y de acceso al archivo a través del repositorio web cinetecavirtual.uchile.cl. También debieron enfocar esfuerzos en el fortalecimiento del trabajo colaborativo, lo que se vio materializado a través de la alianza con la Asociación de Cineclubes. Y, por último, se centraron en la recuperación del espacio de mediación y educación en patrimonio audiovisual, Cineclub Sala Sazié.
Respecto a esto último, el coordinador de la Cineteca destaca que “logramos atraer gente a la sala de cine y generar espacios de discusión de un nivel bastante elevado de manera gratuita, masiva y con énfasis en educación popular, y en educación artística informal abierta a la comunidad”. Cabe recordar, además, que la Cineteca, en conjunto con la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones de la Universidad de Chile, dan vida al espacio Cineclub Sala Sazié, cuyo objetivo es la generación de espectadores críticos.
Hubo que repensarlo todo. Un ejemplo es que nuestro público, la tercera edad, disminuyó en más de un cincuenta u ochenta por ciento. La transformación urbana del casco histórico de Santiago fue un elemento que también detonó la reflexión de cómo trabajar o cómo operar. O sea, no podemos seguir haciendo el mismo Cineclub que se hacía antes de la pandemia y antes de las protestas, además.
Debimos elaborar contenidos y metodologías que puedan generar un sentido en una comunidad que está ávida de vincularse con los saberes y con formas de entender el conocimiento, ya no desde disposiciones jerárquicas, verticales, sino que hay una sensibilidad del aprendizaje horizontal que el cineclubismo no solo gatilla, sino que fomenta en términos muy sólidos.
La Asociación es una instancia que busca hacer coexistir en términos dignos el cineclubismo con otros modos de acceso al cine, que están condicionados por las salas de cine comercial y las de cine arte. El objetivo es que coexistan todas estas prácticas, y nosotros proponemos que el cineclubismo sea un mecanismo donde las mismas comunidades determinen qué y cómo ver, acompañado de un proceso de autoeducación.
Tuvimos la primera itinerancia de películas a través de la Asociación de Cineclubes con "Un sueño como de colores", que restauramos en la Cineteca; con estrenos como "Espacio desierto" de Yerko Ravlic, que también tuvimos en Sala Sazié. Eso fue valioso en el sentido de entregar contenidos de calidad desde la educación y desde un cine independiente, el cual nosotros también apoyamos.
La Cineteca de la U. de Chile tuvo una sala de cine, un espacio de restauración, una bóveda de conservación de películas, un estudio de filmación, una biblioteca especializada en cine y audiovisual. Todo eso fue desmantelado por la dictadura, entonces cuando se propone que la Cineteca forme parte de este centro cultural nuevo, nos parece que es una forma de resarcir un daño histórico, un daño que no se hace a la institución, sino que se hace al patrimonio cultural del país. Creo que eso hay que verlo también en perspectiva, y cuando surge este proyecto a nosotros nos parece atractivo no el edificio, sino que nos parece atractivo el gesto histórico de ser responsable con las instituciones públicas, las instituciones del Estado. Romper esta jerarquización, esta reconstrucción de la historia en el que a partir de los años ochenta todo parte de nuevo.
Principalmente, creo que hoy día hay que estar un poco a la altura de pensar los desafíos que vendrán. Yo creo que hace ya mucho tiempo que no estamos en la órbita de pensarlo en términos de recursos o de bienes pecuniarios, sino que tenemos que pensar el patrimonio audiovisual en términos de la responsabilidad social que le corresponde a la Universidad de Chile y no desde un prisma que romantice las prácticas del cine antiguo, del cine histórico, sino que entenderlo como algo integrado para lo cual es súper importante que existan las condiciones para que la U. de Chile cumpla ese rol, que es un mandato del Estado.