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Cambios en el sistema
La aplicación de un nuevo instrumento -la Prueba de Acceso a la Educación Superior (PAES) y la Prueba de Transición de Invierno para la Admisión Universitaria-, los cambios en la escala de puntaje y el aumento de postulaciones posibles son algunos de los principales hitos de este proceso totalmente novedoso de admisión 2023, que te ayudamos a conocer.
Una nueva etapa en la vida de las personas, tomar decisiones, el cumplimiento de metas, e inicio de nuevos desafíos. Son algunas de las experiencias que viven las y los postulantes a la Educación Superior, marcadas por grandes cambios para ellas y ellos. Este 2023, particularmente, estás novedades también están presentes en el propio sistema de admisión, que ha vivido su mayor modificación desde el año 2003, cuando se implementó la Prueba de Selección Universitaria (PSU); momento que generó, tal como este año, variaciones en los resultados de selección de la admisión 2004, los que en los siguientes años se fueron comprendiendo e instalando en beneficio de los y las jóvenes.
Hoy, para entender algunas de las principales novedades que trae este 2023, el Departamento de Pregrado de la Universidad de Chile, preparó este contenido en cinco grandes claves.
La creación de la PAES cambia el foco de la prueba hacia la medición de habilidades y competencias, eliminando el eje que tenía en los contenidos la PSU. Ahora, las pruebas disponibles son cinco: Comprensión Lectora, Competencia Matemática 1 (M1), Historia y Ciencias Sociales, Ciencias y se incorpora también Competencia Matemática 2 (M2). Así, las y los postulantes pueden elegir -además de las obligatorias de Comprensión Lectora y Competencia Matemática- qué pruebas dar en cada proceso, sin tener la obligación de rendir todas, en función de los requisitos a los programas académicos a los que desean postular.
La PAES se suma a un cambio previo: la Prueba de Invierno, que se comenzó a aplicar el 2022, abriendo la posibilidad de tener un puntaje extra, que más estudiantes puedan reutilizar puntajes y aumentar sus probabilidades de ingreso a la Educación Superior, cumpliendo así otro de los objetivos: que las y los estudiantes puedan rendir en más ocasiones las pruebas, de forma que no dependan exclusivamente de una única instancia, la que puede verse afectada por factores externos.
A esto se agrega que cambió la forma en que se calcula el puntaje ponderado. Hasta el 2022, se calculaba el puntaje independiente de cada rendición y se elegía el valor máximo. Desde ahora, se seleccionará el valor máximo entre cada prueba rendida en los dos últimos años y ese valor se utilizará para el cálculo, permitiendo combinar los resultados de varias rendiciones.
En este ítem, el primer cambio es que la escala en que se reflejan los resultados fue modificada, pasando a una de 100 a 1.000 puntos, en lugar de los 150 a 850 existentes durante la PSU.
Otra de las modificaciones es que con la PAES los resultados no se normalizan, bajo la idea de que estudiantes de diferentes contextos no pueden compararse. ¿Qué quiere decir esto? Dado que ahora las pruebas se rendirán en más ocasiones, se hace necesario comparar los resultados entre procesos. Con la PAES, las pruebas reflejarán la distribución real de los resultados de las y los postulantes. Así, pruebas que sean más complejas tendrán indicadores diferentes de pruebas que puedan ser menos complejas.
En definitiva, la implementación de esta nueva escala de la prueba y la incorporación de la prueba M2 impiden la comparación con procesos de admisión previos, lo que imposibilita “transformar y comparar” los puntajes de corte de años anteriores.
Pese a que los puntajes de corte no determinaban cómo se comportarían los procesos siguientes, sí eran utilizados como una referencia por las y los estudiantes respecto a sus posibilidades y poder así armar su “estrategia” para postular al sistema. Actualmente, al no tener puntajes de corte, este comportamiento estratégico no tiene elementos que lo sustenten, por lo que se espera que las y los estudiantes no se comporten como tradicionalmente lo hacían.
Por ello, con el fin de reducir los impactos negativos de un sistema sin coordenadas de referencia al postular, se promovió, a consejo de instancias gubernamentales y técnicas, flexibilizar los criterios de postulación dentro de todo el sistema: se aumentaron de 10 a 20 postulaciones y se eliminó la posibilidad de restringir el número de postulaciones a una institución específica.
En este sentido, al no tener referencias, se espera que las y los estudiantes tiendan a concentrar sus postulaciones en las carreras de mayor demanda, lo que podría afectar el número de postulaciones a carreras alternativas que no suelen ser de primera preferencia.
Un ejemplo posible es el caso de estudiantes que postulen en sus 20 preferencias a carreras de Medicina -la más demandada del sistema-, dejando de lado las postulaciones que, en circunstancias similares, podrían haber hecho a otras carreras del área de la salud. Si este fenómeno es extendido, podría impactar en los resultados finales del proceso de admisión.
Por otro lado, la ampliación en el número de preferencias posibles y la eliminación de puntajes mínimos exigidos por las universidades, permitirán ampliar la base de postulantes que había en procesos pasados, lo que ayudaría a carreras que podrían no completar vacantes dado el contexto actual. A esto se suma que el número de personas habilitadas para postular (cumpliendo con los mínimos del sistema) aumentó considerablemente: 58.000 más que el período anterior, lo que equivale a un crecimiento del 35%.
Uno de los problemas históricos de la PSU de Matemática era que intentaba cumplir dos objetivos contradictorios: evaluar las competencias transversales de matemáticas, necesarias para todo el sistema universitario, y evaluar el desempeño de matemáticas más avanzadas para carreras que las necesitan para su estudio, como es el caso de las ingenierías y las carreras científicas. Por ello se crearon las pruebas M1 y M2, la primera como obligatoria, y la segunda con sus especificidades.
Para este año, la Universidad de Chile decidió exigir la M2 en 25 de sus 58 carreras, incluyendo las del área de la salud y la tecnología. Además, se decidió tener una ponderación considerable de esta prueba, en su mayoría, 10%, con un máximo de 20% en ciertos programas, con el objetivo de seleccionar estudiantes que cuenten con competencias matemáticas más avanzadas y que respondan a las altas exigencias académicas de los programas.
Esta decisión tendrá un impacto en los procesos de selección: las carreras que consideran M2 en sus ponderaciones tendrán un número menor de potenciales postulantes y tendrán un puntaje ponderado más bajo del que habrían obtenido si, en igualdad de condiciones, no se considerara la M2. Sin embargo, serán seleccionados estudiantes con mejores capacidades para desempeñarse exitosamente en carreras científicas y tecnológicas.
¿Y el resto del sistema? Solo 23% de las carreras en otras universidades pidieron M2 y, de ellas, casi la mitad lo hizo asignando ponderación 0%. En áreas de la Salud, por ejemplo, ninguna otra universidad asignó ponderación a la M2, a diferencia de la Universidad de Chile.
El concepto de "puntaje nacional", que existía desde la PSU y se mantuvo en la PDT, deja de considerarse con la nueva PAES. Con el fin de entregar justicia educativa y proponer un método más ecuánime para reconocer los méritos, el Ministerio de Educación instauró las Distinciones a las Trayectorias Educativas (DTE).
A diferencia de los puntajes nacionales, que reconocían los resultados obtenidos en la PSU independientemente del contexto de cada estudiante, las DTEs incorporan categorías que sí permiten considerar este factor, dando más diversidad a las personas reconocidas y terminando con el beneficio que se entregaba principalmente a estudiantes favorecidos social, económica y geográficamente.
Entre las categorías que se crearon para entregar el reconocimiento se incluyen los pueblos originarios, las personas en situación de discapacidad, las diferentes modalidades de enseñanza, los territorios geográficos y adicionalmente se incorpora como criterio la paridad de género en todas las categorías.
Los resultados quedaron a la vista en este proceso de admisión: según datos de la Subsecretaría de Educación Superior, con la PSU un 74% de los puntajes nacionales resultaban ser hombres, de colegios privados científico-humanistas y de la Región Metropolitana. En cambio, las 212 personas distinguidas por sus trayectorias educativas se reparten equitativamente entre hombres y mujeres, provenientes de todas las regiones del país, pertenecientes a todos los tipos de establecimientos educativos e incluye diversidad cultural.
Sin duda las novedades que trae consigo este proceso de Admisión 2023, implicarán que las instituciones de educación superior acompañen, orienten y guíen a los nuevos y nuevas postulantes, y de esta forma poder contrarrestar la incertidumbre y dudas que se puedan generar. Desde el Departamento de Pregrado de la U. de Chile, por ejemplo, se trabaja por contribuir con todos y cada uno/a de los estudiantes que ingresen por primera vez al plantel, entregándoles información necesaria durante toda su trayectoria educativa - ingreso, permanencia y egreso, desarrollando un acompañamiento efectivo durante el desarrollo de su vida universitaria, enfocado en aquellos estudiantes con mayor diversidad y competencias de ingreso.
Para más información sobre el proceso de Admisión y Matrícula UChile, puedes ingresar aquí.
Equipo Admisión / Prensa Uchile