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Propuesta de nueva Constitución
Estamos en la última semana de campaña, ad portas de la elección más importante en los últimos 40 años. Es por esto que académicos e investigadores de la Facultad de Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile (FCEI) desmenuzan la franja televisiva, que para muchos parece ser una instancia decisiva para mover el péndulo de la votación. Falta de argumentación política y exceso de emotividad parecen ser la tónica de segmentos poco acabados audiovisualmente.
Hoy Chile vive un momento crucial. Después de un año de trabajo, la población se prepara para aprobar o rechazar la propuesta de Constitución que la Convención Constitucional propuso al país. Las campañas por ambas opciones se han desplegado en todos los frentes y uno no menor ha sido la franja televisiva que finaliza el próximo jueves 1 de septiembre.
De lo que ya ha sido emitido, los spots han dejado diversas impresiones y polémicas. Lo que sí es claro es que la campaña, y en particular la franja televisiva, se da en un contexto de alta distorsión informativa. “La comunicación tiene influencia si ocurren una serie de factores, un cambio de actitud es muy difícil de cambiar por diversos motivos. Uno de ellos es un sistema de información que está distorsionado a propósito de las fake news y el rumor, potenciando que el votante no opere racionalmente”, explica el académico de la FCEI Claudio Salinas, coordinador del Magíster en Comunicación Política.
A la abundancia de noticias falsas, se suma, según los expertos, el contexto histórico y político de Chile en los últimos 40 años. “Es importante comprender que se llegó a una transición democrática transada, donde el temor de la Concertación era que ésta no se lograra. Por lo tanto, en Chile se habló de una política ligada a la dictadura, pero no de una vinculada al modelo económico; no hubo una ideologización clara por un proyecto y eso genera necesariamente un desmedro en el análisis político de la población. La gente empieza a perder la credibilidad en los políticos, instaurándose un malestar obvio, pero que no se puede desarrollar en un espacio utópico de pura irracionalidad”, afirma Rafael Del Villar, sociólogo, semiólogo y profesor de FCEI.
En ese sentido, para Alejandro Lagos, investigador y magíster en Comunicación Política de la FCEI, es importante recordar que “esto viene de un proceso de reventón social, que fue octubre de 2019. Y en el intento de darle un cauce se llega al acuerdo político del 15 de noviembre, en el que no todos los actores estuvieron de acuerdo, pero que acarrea consigo la esperanza de una primera Constitución democrática”.
Los expertos de la FCEI coinciden en que en ambas campañas existe una disputa entre un modelo argumentativo clásico y uno centrado en la emoción y el miedo, donde el lenguaje audiovisual cumple un rol decisivo. Desde el punto de vista histórico, Del Villar explica que “las franjas políticas en Chile tienen un funcionamiento particular en comparación a otras sociedades. En unas son más discursivas, en otras se da importancia al ‘puerta a puerta’, a los foros o los meetings políticos, como es en Estados Unidos. En Chile es muy importante la argumentación con imágenes en un formato especial, con entrevistas, mini documentales, crítica cultural humorística y eso no ha cambiado nada en los últimos años”.
En esa misma línea, el profesor Claudio Salinas sostiene que uno de los graves problemas de ambas franjas televisivas es la escasez de argumentación política, transformando la campaña en un “sketch audiovisual que trabaja con una estética presentista, sin visión de futuro. Por lo tanto, carecen de profundidad y están hechas para la sensación superflua, particularmente la del Rechazo, que juega con cosas poco lógicas. Rechazar es una palabra fuerte, que pareciera que no genera ninguna construcción posible, por lo tanto, cuando se trabaja esta idea de ‘rechazar con amor’, abordas solo el presente y no el futuro, porque otra alternativa es inverosímil, no creíble”.
Por otra parte, según Alejandro Lagos, “estamos frente a una técnica política cuyo aspecto central es la posverdad, que es cuando se impone un discurso emotivo por sobre el discurso político-racional. Esto ya fue probado en las elecciones que ganó Donald Trump en Estados Unidos. Y eso es lo que vemos en la campaña del Rechazo, un eje emocional-afectivo que es muy superior a la del Apruebo. Tiene un mejor uso de las cámaras y de la paleta de colores”.
El investigador ejemplifica esto con el segmento de la ducha, que apela a una ‘mayoría silenciosa’ llena de dudas fragmentadas. “Todos hacen una reflexión interna con miedo, pero en ningún momento se dice que esta propuesta nos va a quitar algo. No te da ninguna solución, salvo el hecho de no tener miedo y por eso rechazar. Se anteponen emociones”, explica Lagos, mientras que, según él, la contradicción total estaría en el joven poeta de la franja del Apruebo. “Habla de la contaminación de metales pesados, apelando a lo emocional, pero a través de una articulación racional, porque no tiene que recurrir solo a una emoción vacua. Las enfermedades existen en las zonas de sacrificio”, argumenta.
Sin embargo, Lagos también es crítico con la propuesta del Apruebo, pues cree que esta es un variopinto de planteamientos con una escasa cohesión general y con dos grandes ejes: la esperanza y la verificación informativa. “Responde más que nada a esfuerzos individuales de pequeños grupos por sobre grandes campañas comunicacionales. Tienes al joven poeta, que es el segmento más acabado, pero por otro lado tienes a un grupo de mapuches planteando la defensa del agua sin ningún movimiento de cámara. Esto es inimaginable en el Rechazo y aquí vemos que los recursos no están en el Apruebo. Hay una argumentación racional clásica, afirmativa que tiene dos relatos, el de la esperanza de un país más justo y la verificación informativa, expresado en el caso de Los Venegas y los artículos de la propuesta”.
La votación obligatoria para este Plebiscito abre un flanco de dudas que no se habían visto desde la implementación del voto voluntario en 2012. Una de ellas es la llegada a los indecisos, un grupo que, de acuerdo a los expertos, podría definir el resultado de esta elección. “Toda franja política tiene un drama, ya que tienes que hablar para los indecisos, pero también a los partidarios. Tienes que motivarlos, porque si no no van a ir a votar y no van a convencer a su grupo de pares. No todos los partidarios son militantes, si así fuera todo sería más fácil. Y por otra parte le hablas a los adversarios porque tú sabes que vas a ser contradicho; antes se tiene que prefigurar el mensaje para todos estos públicos”, explica el profesor Rafael Del Villar.
Para el profesor Salinas, la clave está en motivar a los llamados partidarios de cada opción. “Ambas franjas son discretas, no traducen la complejidad social a la que dicen referir y están fuertemente influenciadas por el cara a cara del vecino o la familia. En el caso del Apruebo, la propuesta tiene que captar la pulsión que fue a votar en el primer Plebiscito, que se movilizó y no lo había hecho. Esas personas tienen que reconocerse a través de la razón y emoción como parte de un mismo relato argumental”.
Sin embargo, a juicio del académico, la franja no está enfocada en este público objetivo. “Tiene que ir más allá de los sentidos comunes y conectarse no con el estereotipo del votante, debe ser capaz de congeniar con el público real, con las personas que van a decidir movilizarse. La clave es que la gente vaya a votar”.
De acuerdo con Alejandro Lagos, el alto consumo de televisión en los sectores medios, bajos y en población de mayor edad puede ser un factor relevante en la influencia que tenga en los votantes indecisos. “Tiene bastante, más de lo que uno cree o nos gustaría reconocer. Tenemos que comprender que, pese a las irrupciones tecno-comunicacionales que han hecho que las personas se disocien de la televisión, hay un sector importante de la población que es fuerte consumidora de televisión local y desconocerlo no nos va a permitir ver el impacto de esto”.
El investigador de la FCEI ejemplifica lo anterior con la construcción de un sentir colectivo que se apoya con otra clase de micro prácticas, como el viaje en taxi. “Basta que un taxista te diga: Con el Apruebo va a haber pobreza todo el tiempo y, por lo tanto, no va a funcionar el metro. Entonces usted va a gastar más dinero con el taxi. Con esa pura ecuación de relato ya tienes a una persona que duda, es una experiencia concreta acompañada del mensaje televisivo”. Esto se suma, según el profesor Claudio Salinas, a la abundancia de rumores. “En el caso de esta elección en particular, la mayoría de las personas no ha leído la propuesta de Constitución, entonces este ambiente de desinformación es propicio para que el votante se entere por un amigo, que tampoco la ha leído y habla de forma general”.
Otra interrogante en este contexto es el llamado “universo negro” de votantes que esta vez deben ir obligados a votar. “Tenemos una gran masa de electores que no ejercen su derecho y nadie sabe para dónde van. A eso tenemos que agregar que estamos en un proceso de tránsito, con la creación de nuevas ideologías y relatos, como la ecología, el feminismo, estamos construyendo un nuevo Estado de Bienestar. Con todo este contexto resulta difícil realizar un análisis concreto porque los intereses son absolutamente contradictorios, necesitamos modelos más complejos”, sostiene el profesor Del Villar.
Alejandro Lagos también coincide en este punto: “Son alrededor de un 50% del padrón y serán determinantes en este proceso, porque están obligados a ir votar. ¿Y por qué votarán? ¿Van a tener una intuición de algo? Con este escenario no me atrevería a vaticinar un resultado. Lo que sí tenemos claro es que habrá una alta participación, pero está abierta. Es un velo que está fuera de la opinión pública”, finaliza.
María Paz Donoso, Periodista Dirección de Extensión y Comunicaciones - FCEI U. de Chile