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Universidad de Chile

Faride Zerán, coordinadora del Programa de Libertad de Expresión y Ciudadanía

La ciudadanía como agente activo en la defensa de un derecho esencial

La ciudadanía como agente activo en la defensa de un derecho esencial

Ciudadanía es una palabra que hoy parece recobrar todo su sentido de manera progresiva, ese que se remonta a los albores de la civilización occidental en la antigua Grecia: dícese de la condición de aquellos individuos que son sujetos de derechos políticos y que interviene en todas las discusiones relativas a la administración del Estado. No podía ser menos. Por eso es que la nueva coordinadora del Programa de Libertad de Expresión, hoy Programa de Libertad de Expresión y Ciudadanía en toda regla, se refiere a esta ampliación práctica y semántica, un cambio que da cuenta de las transformaciones vertiginosas del Chile actual.


Un estado moderno hace exigible el cumplimiento de determinados deberes a sus ciudadanos: por de pronto deben proceder en estricto apego a las leyes que regulan la convivencia social, están obligados a responder con sus obligaciones tributarias y regularizar su situación militar, entre otros como el acceso a educación (de calidad, desde luego) y salud (tanto preventiva como curativa). En muchos países (Australia, Bélgica, Austria, Argentina, Uruguay, etc) el voto también lo es, pues se entiende que todos los sujetos adultos deben hacerse responsables del tipo de estado que construyen en conjunto. Independiente de si es un derecho o un deber, existe un derecho consustancial y anterior a éste: el derecho a tener una voz libre de mordazas y un cuerpo libre de ataduras para manifestarse. Y más aún. El derecho a acceder a una información veraz capaz de orientarlo en la eterna discusión relativa a la "cosa pública". La libertad de expresión, entonces, es un derecho básicamente "humano".

Después de décadas de letargo, chilenas y chilenos parecen haber librado de la amnesia respecto de estos derechos consagrados aun en la cuestionada constitución política que nos rige. El rol de la política se ha valorizado como no había ocurrido en décadas, y ha sido precisamente ese renovado interés de la ciudadanía que obliga al ICEI a actualizar su Programa de Libertad de Expresión (hoy "Programa de Libertad de Expresión y Ciudadanía"), sostiene la profesora del ICEI Faride Zerán Chelech, la nueva coordinadora.

"Estoy optimista porque la realidad ha ido cambiando mucho. La gente ha adquirido conciencia de los límites de esta democracia y los límites de la información, una situación que es muy compleja en Chile por la concentración en la propiedad de los medios y el marcado sesgo ideológico de los mismos. Todo esto habla de una democracia a medias. Definitivamente nuestra democracia no pasa la prueba de la blancura", subraya la Premio Nacional de Periodismo 2007.

"Esta es una de las grandes deudas de arrastre heredadas no de la dictadura, sino que de la propia transición. Cuando ves la exasperación, la irritación de mucha gente, es porque algo no ha andado bien", agrega.

"Me sorprendió ver en las últimas movilizaciones, por primera vez, a mucha gente impugnando el modo de informar sobre esas movilizaciones. La ciudadanía, más empoderada, asumía que es clave el derecho a la información seria, no distorsionada y veraz. Y por contrapartida vieron cómo fueron tergiversadas sus demandas y manifestaciones. Esto habla de un cambio de percepción: antes era sólo visto como un debate de periodistas, ahora es un debate de hombres y mujeres que habitan en este país", agrega.

El aporte de la Universidad de Chile y la maduración de un programa

"Cuando creamos el Programa, hace más de diez años, el contexto era muy diferente: lo habitual era que los periodistas incluso incurrieran en prácticas de autocensura, o bien que se dieran situaciones de abierta censura como ocurrió con ‘El Libro Negro de la Justicia Chilena', de Alejandra Matus. Era una iniciativa única en el país pues por vez primera la academia comenzaba a mirar el tema de los medios, los ejercicios periodísticos, las libertades públicas y el derecho a la información y expresión", dice la coordinadora del Programa de Libertad de Expresión y Ciudadanía.

Este punto es esencial, asegura la profesora Zerán: "El objeto de estudio estaba centrado en los medios tradicionales de la prensa escrita, radio y televisión. Pero han emergido las fuerzas sociales, internet, además que se ha dado un fenómeno interesante en cuanto a los medios comunitarios. Esa dimensión no estaba considerada antes. El nuevo escenario nos lleva a estar atentos y a no marginarnos de estos debates. Una universidad no debe enclaustrarse en el academicismo, menos si esa universidad es de carácter público, pues así contribuye a fortalecer la democracia".

En esa misma línea, la Premio Nacional de Periodismo 2007 destaca la labor investigativa y los aportes realizados por el ICEI en discusiones vinculadas al acceso a la información, medios comunitarios, televisión pública y digital. El aporte del Programa, a juicio de Faride Zerán, es que mantiene viva la reflexión sobre el rol de la televisión pública (tan criticada por la calidad de sus programas, un fenómeno propiciado por la falta de financiamiento público), la necesidad de actualizar organismos que velan por la calidad de los contenidos (como el Consejo Nacional de Televisión) y el tenor de la discusión parlamentaria en torno a la futura TV Digital.

Libertad de Prensa

Hay una dimensión en la que Faride Zerán reacciona con particular sensibilidad: la Libertad de Prensa, asignatura en la que Chile ha experimentado un sostenido retroceso en los últimos dos años. Según Reporteros Sin Fronteras (RSF), Chile cayó del lugar 33 al 82, principalmente a causa de las agresiones sufridas por los profesionales de los medios durante las manifestaciones. Además se suman elementos que ya parecen parte del paisaje: alta concentración de medios, ausencia de políticas públicas en cuanto a las comunicaciones comunitarias y distorsión del caudal informativo surgido del denominado "conflicto mapuche".

Faride Zerán dice coincidir con Reporteros Sin Fronteras, pero que su diagnóstico definitivamente se queda corto. "Los medios tradicionales estereotipan a los mapuche y a los pobres. Hay una falta de rigor absoluta. No promueven un debate ciudadano ni dan cuenta de la diversidad. Sin mencionar el centralismo brutal que impera a todo nivel".

Los múltiples casos de violencia en contra de profesionales de los medios nutre una de las críticas más mordaces de la profesora Zerán, más aún cuando, a su juicio, la figura del periodista resulta más importante que antes por el "exceso de información, lo que a la larga genera una desinformación por exceso", fenómeno que sólo puede corregir un periodista reparado para implementar los dispositivos tendientes a filtrar y jerarquizar el caudal informativo.

"Los propios medios no elevan esta situación a la categoría de noticia impactante, pues más les conviene proteger otros intereses. Miramos con desprecio a Venezuela, Argentina, Ecuador... Vengo llegando de Venezuela, país que visité en calidad de observadora en las elecciones, y en ese país hay más libertad de expresión que acá. Si la detención y agresión a periodistas se dieran en esos países, la prensa chilena y las organizaciones internacionales afines hablarían de estados autoritarios. El doble estándar es atroz", concluye.