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Universidad de Chile

Internet en el Programa de Libertad de Expresión y Ciudadanía

Los riesgos que se ciernen sobre una herramienta emancipadora

Los riesgos que se ciernen sobre una herramienta emancipadora

No sólo de comercio se nutre internet; también nos ofrece enormes posibilidades para desarrollar la cultura, la educación y propagar el conocimiento. Pero hay más: internet ha permitido fortalecer la actividad política en todo el mundo al propiciar la coordinación de actores sociales disidentes, romper esos bloqueos comunicacionales impuestos por gobiernos dictatoriales o dar espacio a esas voces o fuentes no consideradas por medios que comulgan con una corriente ideológica predominante. Muchos, tanto en Chile como en el exterior, creen que esta herramienta debiera ser considerada un servicio básico más, al igual que el acceso al agua potable y el suministro eléctrico. Estamos muy lejos de eso si consideramos las principales amenazas restrictivas que se ciernen sobre la red de redes.

Partió siendo una herramienta que permitía enlazar a la comunidad científica desperdigada en centros de investigación y universidades. Los militares de Estados Unidos vieron una herramienta útil para coordinar sus plataformas de defensa. El sector financiero hizo lo mismo al poco tiempo: internet ofrecía la posibilidad de tener en línea a todas las grandes bolsas de valores del globo, de manera ininterrumpida las veinticuatro horas, soslayando así los desfases propios de los husos horarios. Asimismo permitía un avance cuántico en términos de intercambio comercial al agilizar la transferencia de bienes y servicios en lugares muy distantes entre sí. Todo parecía ir sobre ruedas para los grandes poderes políticos y económicos del mundo occidental, máxime cuando, ya derrumbados los socialismos reales, el triunfo del capitalismo asomaba como único paradigma posible en un mundo ya desprovisto de utopías.

Pero lo que estaba fuera de cálculo era que internet se convirtiera en un espacio para transferir bienes culturales de manera gratuita y para ejercer ciudadanía; que las personas pudieran crear sus propios medios informativos, denunciar sin censura o generar sus propios espacios para manifestar su disidencia. Organizar una manifestación callejera puede tomar sólo unos pocos minutos. Fue gracias a internet que millones salieron a las calles de Libia, Túnez, Yemen, Egipto y Siria para forzar la salida de añosas dictaduras. En Chile, sin ir más lejos, se lograron organizar cacerolazos como no se había visto en los últimos veinte años. ¿Qué es internet? ¿Una red de redes completamente descentralizada o un ágora, una plaza pública virtual que permite la interacción de millones al mismo tiempo?

La profesora Patricia Peña cree que, en efecto, es un espacio público libre de las limitaciones que pretenden imponer los poderes globales, aunque no todos pueden acceder a esta red de redes. Vastas regiones y grupos sociales de Latinoamérica, por ejemplo, no cuentan con una conexión permanente y segura. "Chile es privilegiado aunque sabemos bien que tenemos localidades sin acceso, y eso afecta a muchas personas en términos de igualdad de oportunidades", subraya la profesora Peña.

Y los poderes están nerviosos. La primera fuente de preocupación fue el impacto económico en la industria cultural. "Corporaciones, medios de comunicación y gobiernos miran con recelo todo lo que fluye en la red, y entonces surgen ideas de regular, controlar y poner límites. ¿Es casualidad que de repente Estados Unidos arremeta con iniciativas como PIPA y SOPA, que castigan la descarga de contenidos, mientras que al mismo tiempo el FBI encierra al mayor proveedor de descargas de archivos, que era el Megaupload? Algo está pasando. Pero no va a ser fácil regular, controlar y encauzar lo que pasa en la red. Hablamos de una plataforma sin fronteras, y eso plantea un problema práctico: ¿cómo puedes hacer valer una ley de un país en el territorio de otro país", agrega la profesora Peña, quien se responde a sí misma: "Por eso surge la idea de hacer una cruzada global".

Y enciende las alarmas sobre otro "Pocos saben en Chile que el TTP (Acuerdo de Asociación Transpacífico), este mega Tratado de Libre Comercio que negocian al mismo tiempo la mayoría de los países de la cuenca del Pacífico, obliga a todos los países firmantes a adoptar una serie de sanciones para impedir las descargas del mismo modo que lo hace SOPA en Estados Unidos. Es un tema que está revisando detenidamente la ONG Derechos Digitales, una de las pocas organizaciones que educa respecto a qué significa tener derechos en internet frente a los intentos de la industria de defender sus intereses vía derechos de autor. Esto se explica en una concepción ideológica que considera todo lo que tiene que ver con el conocimiento y la cultura como bienes privados y no públicos. En Perú también vemos señales que van en esa dirección, y ni hablar de España con la Ley Sinde, cuyo antecedente fue un canon para DVD y CD que incluía un dispositivo que impedía grabar el contenido de los discos".

Internet y política

Pero algo faltaba para complicar el cuadro: la filtración de información clasificada como la ocurrida con los cables diplomáticos estadounidenses a través de Wikileaks y las protestas sociales coordinadas con rapidez a través de las redes sociales. No por nada, gobiernos como el de David Cameron, de Gran Bretaña, se han propuesto castigar a quienes convoquen a manifestaciones capaces de provocar trastornos al orden público. La profesora Peña explica así la importancia de esta herramienta en una era de concentración de medios. "El poder le teme a internet y a la tecnología, así que es lógico que el poder impulse medidas que permitan poner cortapisas y controlar estos espacios de libertad. Todo muy en la línea con ‘1984', la novela distópica de George Orwell, donde construimos una sociedad donde el ‘Gran Hermano' todo lo observa".

Aunque internet es una herramienta con más de cuatro décadas de existencia y continua evolución, la profesora Peña cree que los intentos del poder resulten estériles frente a una red horizontal y no centralizada. "Creo que hoy en día existe una sociedad más preparada para entender qué significa perder la libertad. Está mucho más consciente del rol que juegan los medios de comunicación, por tanto internet es una salida al monopolio de medios. Efectivamente las revoluciones sociales del mundo no están siendo transmitidas por los medios tradicionales, y sí por medios libres, abiertos y asequibles. Por más que haya censura en China, por ejemplo, la gente se las arregla para entrar, acceder a contenidos vedados y difundir aquello que incomoda al poder de su país. No por nada los gobiernos, como el nuestro, monitorea la actividad de sus ciudadanos en las redes sociales, al igual como hacen las empresas para precisar los hábitos de consumo", agrega.

Y el mismo presidente de EEUU, Barack Obama, sorprendió a todo el mundo (literalmente) al apoyar una controversial idea lanzada por el ruso Eugene Kaspersky, creador de una de las más grandes corporaciones de seguridad informática del mundo: la creación de un "Pasaporte Digital", personal e intransferible, como requisito indispensable para navegar en la red. Esta sugerencia surgió como excusa para prevenir la comisión de delitos como el phishing y el pharming, explicación que está muy lejos de satisfacer a los partidarios de una red libre.

"Tampoco podemos suponer que hoy en día somos enteramente anónimos y libres. Las grandes empresas como Google, por ejemplo, saben perfectamente qué haces, qué sitios visitas... Todo terminal tiene una dirección IP, en todo cibercafé existen cámaras, en toda biblioteca y hotel con internet inalámbrica existen registros. La red está plagada de registros. Por eso es que a la larga las policías logran detener a defraudadores, abusadores sexuales o pedófilos que operan ahí", matiza la profesora Peña.

¿Se acabará internet libre en vista de todas estas ideas orientadas a limitar su uso para fines que no sean estrictamente comerciales? Patricia Peña cree que aún es muy pronto para saberlo. Porque, mal que mal, también podría darse un escenario distinto: "Hay algunos, como Henry Jenkins, fundador del Programa de Estudios Mediáticos Comparados del Massachusetts Institute of Technology (MIT), activo detractor de iniciativas como SOPA o PIPA, que dicen que es muy probable que sea la sociedad misma la que se convierta en el ‘Gran Hermano' que todo lo observa. Una especie de ‘perro guardián' que, a través del uso de tecnologías, puede mantener a raya a los poderes económicos y políticos, defender la libertad de expresión y la participación, más aún a través de las tecnologías móviles, que es la gran revolución en marcha. El teléfono celular con acceso a internet se ha convertido en un arma; permite grabar, sacar fotos, registrar cosas que están pasando y ese sentido se lo dimos nosotros. Es un ejercicio de ciudadanos comunicantes".

"Chile es un país interesante para el análisis pues las personas entienden que tienen derecho a tener sus espacios de expresión, denuncia y protesta. Cada vez más se afianza el valor de lo que significa para una sociedad el tener acceso a internet y mantenerla así. Pero no es un debate resuelto y por lo tanto debemos estar vigilantes", concluye.