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Ponencia de profesoras del ICEI en Congreso ICA 2012
Afortunadamente, Chile aún no experimenta los niveles de violencia que se observa en otras sociedades latinoamericanas, ya que continúa siendo muy baja la prevalencia de crímenes violentos como el homicidio. Ni hablar del asesinato por encargo o el secuestro extorsivo. Sin embargo, la ponencia de las profesoras Lorena Antezana y Claudia Lagos, titulada "El noticiario televisivo como dispositivo de disciplinamiento social. Tratamiento narrativo de casos de femicidio"(basada en un estudio conjunto sobre la materia), enciende una luz de alerta respecto de un tipo criminal que hace exigible un tratamiento periodístico más profundo. Las conclusiones fueron dadas a conocer en el Congreso ICA 2012 llevado a efecto en la Universidad Católica, encuentro en el que participaron, además, los profesores Patricia Peña, Chiara Sáez y Raúl Rodríguez.
¿Qué representa un caso de femicidio dentro de la estructura narrativa de un noticiario de televisión? Sólo es un episodio trágico más, un hecho noticioso como tantos que componen el segmento policial denominado comúnmente "Crónica Roja". Su tratamiento, cobertura y enfoque es similar al de un asalto en una vivienda habitada, al robo de un cajero automático o al que pudiese merecer un homicidio común y silvestre, aun cuando la violencia sexista es un tipo criminal que, así como los asesinatos derivados de la ingesta excesiva de alcohol, precisa de un trabajo educativo especial en pos de prevenir o mitigar su alta prevalencia en Chile. Tiene raíces culturales profundas, pues en él subyace la atávica concepción de la mujer como entidad humana de segunda clase, sometida a la obediencia irrestricta al hombre proveedor.
Para la profesora Lorena Antezana, los medios televisivos -y en específico las áreas de prensa- parecen no haber dimensionado la gravedad del problema, y por tanto no han hecho mucho a la hora de sumarse a una tarea que pertenece a todos. Porque, más allá de ser un acto intolerable por su naturaleza violenta y de revelar el analfabetismo afectivo de muchos hombres en nuestro país, constituye una rémora cuasi tribal que nos aproxima peligrosamente al esclavismo, un concepto que, por definición, atenta contra los derechos humanos más esenciales. "La violencia de género responde a una desigualdad estructural que pervive en nuestra sociedad. Esto exige cambios culturales que suelen ser lentos. El problema es que la televisión consolida visiones tradicionales y conservadoras en lo que respecta a los roles de género", sostiene Lorena Antezana.
A decir de la profesora Antezana, quien trabajó en conjunto con la profesora Claudia Lagos en este trabajo investigativo, un análisis detallado de los relatos noticiosos deja entrever una lógica algo indulgente o exculpatoria de los victimarios, por cuanto ponen en relieve antecedentes que, puestos en contexto, tienden a atenuar la gravedad del crimen cometido. Precisamente este elemento sintoniza con la subvaloración de todo un colectivo.
"Prevalece esta lógica perversa de que la víctima algo tuvo que haber hecho, justificando la acción del hombre. ‘Que la mató porque tenía celos', ‘que no pudo soportar su abandono', ‘que enloqueció"... No hay una lógica distinta en cuanto a la construcción del relato policial en sí mismo. Hay una normalización, un disciplinamiento. Al cabo se vuelve a normalizar la conducta desviada proponiendo un tipo de sanción y todo vuelve a lo mismo", agrega.
La profesora Lorena Antezana sostiene que "el acto de serializar los casos refrenda esta idea. En los noticiarios hablan del caso número 62, del 48... Al convertir estos casos en estadística no sólo trivializamos el fenómeno, sino que, peor aún, lo invisibilizamos. Quizás haya que hacer un trabajo para ver qué es lo que no se está haciendo bien y relevarlo de mejor manera".
La profesora Antezana recalca que otro tanto pasa con la cobertura de temas vinculados a la pobreza: "Parece que existe una fórmula preconcebida. Se simplifican los rasgos, se estereotipan las personas que protagonizan el hecho, y por tanto se justifica esta desviación. Entonces deja de ser un tema social para convertirse en un tema aislado de dos personas. En los femicidios siempre hay responsabilidad de la mujer: ya sea porque no denunció antes al agresor, porque no ratificó la denuncia... El caso es que dentro de la estructura narrativa del noticiario, el femicidio es un hecho policial más en la crónica roja, y nada más. Los femicidios suman varias decenas en un año, sin contar con los otros delitos asociados a la violencia de género que no concluyen en la muerte de la mujer. Pero de todos esos casos, ¿cuántos vemos en televisión? En televisión vemos pocos. ¿Por qué? Quizás porque no tienen imágenes, quizás porque no es más relevante que otros, quizás porque no fue tan brutal. Algo pasa, pues no es normal que en una sociedad estas expresiones se sigan dando. Tampoco es bueno que los relatos noticiosos se centren en causas superficiales pero que no vayan a la estructura profunda", concluye.