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Profesores del ICEI participaron en coloquio sobre fotografía
"La Visualidad del Poder" se llama la mesa que reunió a los profesores del ICEI Lorena Antezana y Carlos Ossa en un encuentro organizado por la Universidad Católica. El objetivo de esta discusión: establecer de qué manera la fotografía retrata los cambios culturales, sociales, políticos y económicos producidos en Chile a partir de la segunda mitad del siglo XIX hasta las primeras décadas del siglo XX.
Bastante llamativos resultan los registros fotográficos de antaño. Esas centenarias fotografías en color sepia nos muestran a menudo iglesias en construcción, grandes palacios de estilo neoclásico, tranvías eléctricos. Todas esas representaciones respondían a la necesidad del patriciado nacional por emparentarse con las grandes metrópolis coloniales europeas y desligarse de todo lo rural y silvestre vinculado al continente americano. Las personas "de a pie" simplemente no aparecen en esas fotografías. Cuando mucho asoman tímidamente en un rincón lleno de anonimato. Quien integra ese "estado llano" cuando mucho debe conformarse con ser un punto de referencia para dar cuenta de la escala y las dimensiones del inmueble, cuya fachada está en primer plano. Escasean las fotografías que inmortalicen situaciones de tono costumbrista.
Una fotografía dice mucho de la sociedad de su tiempo: su idiosincrasia, las costumbres, hábitos, jerarquía social y familiar, la particular visión de mundo de su élite. De esto precisamente trató la mesa temática "La Visualidad del Poder" contenida en el coloquio "Fotografía y Discursos Disciplinares" organizado por la Facultad de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica, en la que participaron los profesores del ICEI Lorena Antezana y Carlos Ossa, este último en calidad de coordinador, quien puso bajo su lupa el periodo comprendido entre 1845-1930. La mesa también estuvo integrada por Francisco Figueroa y Ricardo Ramírez.
Otros tópicos apuntaron a las señales que entrega la representación humana de la época. Un espacio destacado al respecto está reservado, por ejemplo, a las abundantes fotografías de militares de alto rango en traje de gala, con todos sus galeones y charreteras. Naturalmente, y junto con la obra urbana, la marcialidad es también una señal del grado de maduración institucional que ha alcanzado un país.
La aparición del "roto"
Aparecen las primeras fotografías bélicas con motivo de la Guerra del Pacífico, un hecho histórico que marca un hito a la hora de visibilizar la figura del "roto". Si bien en un comienzo todas corresponden a oficiales -y pertenecientes a la élite, por añadidura- el desarrollo de la conflagración, y el rol clave que realiza el "roto" en el curso de misma, lleva a los sectores populares "a ganar protagonismo en el proceso de modernización del país", afirma el profesor Ossa. Curiosamente, los exponentes de la élite se retraen. Prefieren permanecer detrás de la cámara y convertirse en una suerte de vigilantes.
"La figura del gañán comienza a ser la encarnación del nacionalismo patriótico en una época en la que la élite se asume como encarnación del Estado y la Patria, ya que el Estado se asocia al suelo y la familia. La familia que es dueña del suelo es, en primer y último término, el Estado", subraya el profesor Ossa. Asimismo, la imagen del "Roto" es capturada por el lente a fin de graficar los horrores y los costos humanos de la guerra. Conocidas son las imágenes de veteranos con miembros amputados.
"En un comienzo están las fotos de los oficiales que es lo que quiere mostrar la élite. Esta idea de una ‘guerra de caballeros', esta ética de la guerra que no debe verse contaminada con la sangre del campo de batalla. El punto es que al cabo llegan fotógrafos independientes y extranjeros que captan lo que produce una guerra", agrega el profesor Ossa, en relación a las fotos de los campos de batalla sembrados de muertos y heridos, la destrucción de Lima tras el ingreso de las fuerzas de ocupación chilenas.
Asimismo, y ya a fines del siglo XIX, aparecen las primeras fotografías de obreros en oficinas salitreras o en obras públicas de gran magnitud, no ya para resaltar las duras condiciones de vida de los trabajadores de entonces, sino más bien para destacar los avances de la técnica en la era industrial. ¿Y en lo familiar? Sólo fotografías de la élite, siempre en exteriores o en estudios fotográficos, con el padre como figura predominante, representando así el poder que detenta dentro de su núcleo familiar: en postura sedente y severa, flanqueado por su esposa -siempre está de pie- y rodeado de sus hijos. Pura autoridad.
El registro fotográfico ayuda a comprender no sólo la cultura de una época, sino también a comprender mejor la evolución social de Chile. Esta mesa de discusión se llevó a cabo en la Sala Ercilla de la Biblioteca Nacional el pasado 14 de agosto.
Roberto Bruna