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“Chuquicamata 1970-1973. La nacionalización del cobre”
La periodista de investigación presentó su nuevo libro, acompañada por el historiador Pedro Milos y el exvicepresidente ejecutivo de Codelco, Jorge Arrate, en el 53° aniversario de la nacionalización del cobre.
El jueves 11 de julio, a exactos 53 años de la nacionalización del cobre, la académica del Departamento de Comunicación Social de nuestra facultad, Pascale Bonnefoy Miralles, lanzó su nuevo libro llamado “Chuquicamata 1970-1973. La nacionalización del cobre”. En él, profundiza tres años de la historia de nuestro país que marcaron el futuro de la economía. Con la fundación de Codelco se originó el “bolsillo de Chile”, pero es el proceso político, social y humano el que la periodista llega a explicar en su nueva investigación. Esto, en un panorama nacional que enfrenta los primeros desafíos de la explotación del Litio con un complejo escenario público-privado.
Si bien, desde las primeras exploraciones cupríferas en Chile existieron voces críticas ante el rol evasivo de los privados a cargo, no fue hasta mediados de la década del 50 que los senadores Salvador Ocampo, Elías Lafferte, Salvador Allende y Radomiro Tomic concretaron el análisis y propuestas de transformación en busca de la nacionalización del cobre. Es así que la iniciativa nacida en el Congreso llegó a formar parte del programa de Gobierno de la Unidad Popular en el año 1970 y, seis meses después de la asunción del electo Presidente Salvador Allende, un 11 de julio fue aprobada la ley Nº 17.450 “Reforma Constitucional Política del Estado”.
Poco más de medio siglo después, la académica de nuestra facultad Pascale Bonnefoy Miralles, quien es periodista y escritora, lanzó su nuevo libro con una investigación acabada al respecto. En él —explica en la reseña— profundiza cómo una generación de jóvenes profesionales llegó a hacerse cargo de una transformación que tuvo “impensados obstáculos y consecuencias: la huida de cientos de ingenieros de las minas y la escasez de profesionales calificados para reemplazarlos, el sabotaje de la ultraderecha, la politización de la administración minera, la falta de maquinaria y repuestos, persistentes paros promovidos por las directivas sindicales y una ácida campaña de desinformación y desprestigio por parte de la oposición y el conglomerado de El Mercurio”, consigna.
En este contexto, el jueves pasado la académica presentó su nueva obra en la biblioteca del Centro Cultural Gabriela Mistral en compañía del historiador y Vicerrector Académico de la Universidad Alberto Hurtado, Pedro Milos, y el exvicepresidente ejecutivo de Codelco, Jorge Arrate. En la instancia, los expertos se refirieron a sus apreciaciones del escrito.
El historiador Milos, explicó que "un buen libro, para mí, es aquel que se acomoda fácilmente, dándole nuevos sentidos a lo que uno ya sabía, conocía o había leído, permitiendo reelaborar esas experiencias, llenar vacíos que probablemente uno tiene, y también cambiar las cosas de lugar. Por otra parte, un buen libro creo que es aquel que va abriendo nuevos huecos, instalando nuevas preguntas y curiosidades, creando nuevos espacios vacíos que acogerán lecturas futuras. Para mí, leer este libro ha sido eso”.
Por su parte, el abogado y escritor Jorge Arrate, sobre el tema abordado, dijo en la instancia : “No lo pensé como un tema de hoy. Y después de leer el libro, caramba que es un tema actual. [...] Este libro me ha agregado impulsos de volver a mirar desde otros ángulos ciertas problemáticas y me ha agregado también la información que no tenía. Yo, que hubiera dicho que sabía mucho, en realidad no sabía varias cosas que he aprendido por este libro. Pero, además, en profundidad el libro es atrapante".
Con el fin de ahondar en esta nueva creación e insertarla en el contexto donde se presenta, entrevistamos a la autora, Pascale Bonnefoy, quien recorrió sus motivaciones y la relevancia periodística que detectó en este tema, y analizó el futuro de Codelco y el litio en Chile.
¿Qué diferencia este libro con sus otras investigaciones?
— Lo abordé en la práctica de la misma manera, con trabajo de archivo, documentos, prensa y muchas entrevistas. La máxima cantidad de entrevistas que puedo conseguir de una generación de personas que, a veces, ya no están en condiciones de salud o ya han fallecido, y eso siempre es una carrera contra el tiempo. La diferencia, creo, es que me he dedicado mucho al tema de derechos humanos y hace tiempo que quiero un poco salir de eso, pero termina volviendo hacia mí así casi sin voluntad propia. Y entonces esto más bien es una investigación de un hecho histórico en profundidad aterrizada en Chuquicamata. Y, bueno, en el último capítulo vuelvo a mi tema de derechos humanos, porque efectivamente la experiencia devino en la 'Caravana de la Muerte' y no lo sabía antes. No había pensado en que casi todas las víctimas de eso estaban relacionadas con la minería.
— La nacionalización del cobre cambió mi vida, o sea, cambió la vida de mi familia, absolutamente. Yo me crié en Estados Unidos por eso, es una larga historia y después lo pueden leer en el libro. [...] Pero también porque siempre he tenido interés en temas internacionales, en temas de derecho internacional, que es un gusto adquirido en la última década recién y que además era el área de mi papá, que fue el que terminó en Estados Unidos debido al cobre. Además, hice algunos trabajos académicos y mi tesis sobre nacionalización de recursos naturales y también un trabajo sobre las negociaciones muy secretas que hubo entre los gobiernos de Chile y Estados Unidos en torno a compensar las compañías nacionalizadas de cobre, entonces eso siempre me está rondando. [...] Tengo mucha bibliografía sobre el tema, pero siempre desde la perspectiva jurídica o económica-técnica. Nunca había leído nada sobre cómo se vivió. [...] Entonces, claro, yo hago el recorrido histórico de cómo se llegó a la gran minería del cobre, los problemas jurídicos internacionales que hubo también con las demandas de las multinacionales hacia el Gobierno de Chile y que los llevó a negociar. Pero también cómo se vivió en una mina, cómo empezaron”.
— Yo creo que tiene mucha, mucha importancia. Primero, porque se desconoce en un país que es prácticamente minero o que es uno de los principales pilares de la economía, que todo el mundo sabe que se nacionalizó, pero nadie realmente sabe cómo se vivió [...] Pero trayéndolo más al presente, es por el momento que se está viendo en que Codelco va a incursionar en el litio, en la explotación del litio, y hay muchas voces que apuntan a renacionalizar el cobre —que es otro tema y que yo creo que es un concepto equivocado—, y que también se critica que el Estado tenga que hacer acuerdos con privados, como SQM, para explotar el litio. Yo creo que esto es un buen texto de recordatorio, pero también de aprendizaje de los problemas que hay al tratar de hacerse de una industria sin los recursos necesarios para hacerlo, sin la experiencia para hacerlo, enfrentando posibles amenazas o seguras demandas de empresas si es que fuese expropiado o nacionalizado hoy día, por ejemplo. Yo he pensado harto en el tema del litio y creo que eso fue parte de mi motivación también, porque cuando se habla de que no se debe asociar con privados ni multinacionales extranjeras ni menos con SQM, bueno, ¿de dónde va a sacar el Estado de Chile la experticia, la tecnología y los recursos para hacerlo solo? Codelco está haciéndolo. Se suponía que iba a haber una empresa nacional del litio y está ahí, con paso de tortuga, algo está pasando y realmente no sé si se va a crear finalmente. [...] Yo creo que es un tema muy actual y en el libro cuando abordo las demandas, las negociaciones, las presiones, los chantajes respecto del cobre, o sea, en 2024 es mucho peor, porque hoy día hay acuerdos de libre comercio y de inversiones que obligan a Chile, cosa que no existía antes. En esa época había pronunciamientos o principios generales del Derecho Internacional, resoluciones internacionales, pero no acuerdos que obligaran y responsabilizaran al Estado. Si tú llegas a nacionalizar o expropiar algo, te van a demandar y vas a estar diez años en el Ciadi tratando de resolver diferencias a un gran costo también. Entonces, esas son cosas que a algunas personas no les gusta pensar mucho, pero así es la realidad".
— De las mujeres en Chuquicamata pocas trabajaban, porque además hay que pensar en Chuquicamata como un pueblo minero súper aislado en un enclave muy arriba en la precordillera y algunas trabajaban en la minera en servicios, en trabajos administrativos, en el mismo campamento o limpiando casas o atendiendo en tiendas, vendiendo algo en comercio, almacenes, lo que fuera, pero ellas no tenían una participación real en la minera. Esta realmente es una historia muy masculina. Tú mencionas a Berta Sierra, pero hay muy pocas mujeres, no vas a leer sobre muchas mujeres y las que sí aparecen, la mayoría venían de afuera, no eran de ahí mismo. Es una historia muy masculina, a diferencia de lo que pasa hoy, que hay muchas mujeres en altos puestos [...] Pero sí, (estaban) muy ligadas con los partidos. [...] (Ellas) tenían un sentido político.
— Es distinta la época. En ese tiempo, nacionalizar era algo natural, aceptado y estaba pasando en muchos países del mundo y Naciones Unidas lo había consagrado en una decena de resoluciones como el derecho a los países de nacionalizar, y hoy día uno habla de nacionalizar algo y es raro, tenebroso, terrible y peligroso y no debe ser, esa es la actitud. Ahora es más grave, porque además el litio es una cosa no explorada para el Estado de Chile, es terreno nuevo y es muy dependiente de la experticia de las empresas como SQM u otras partes del mundo que sí la tienen y llevan años en eso. [...] Si alguien quisiera decir "el litio es chileno y tiene que ser nacionalizado" o "el Estado se tiene que hacer cargo al 100%", en la práctica no es factible, salvo que nos llueva un montón de dinero y uno se capacite en un segundo también. Por ejemplo lo que se hizo en esa época del cobre, pero antes de la nacionalización, lo hizo Frei Montalva en los años '60. Con la nacionalización pactada con Anaconda, que era dueña de Chuquicamata, es que mantuvo a esa empresa como asesora permanente y -más allá de asesoría- Anaconda siguió tomando las decisiones administrativas y de gestión, por más que el Estado tuviera la mayoría de la propiedad, porque se requiere esa experticia, no es fácil. [...] Esas cosas hay que tomarlas en cuenta, porque especialmente el litio hoy día es un poco una carrera contra el tiempo, porque hay otros países con reserva. Hay que aprovecharlo ahora ya. Entonces, no hay un período de aprendizaje, o sea, puede haber 10 o 15 años, pero son 15 años que se pierden también, entonces hay que ver la manera más factible de desarrollarlo y que el Estado gane con eso.
Gabriela Acuña Becerra