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Ciudades inclusivas: Los desafíos de construir entornos más amigables para todas y todos

U. de Chile Podcast: Los desafíos de construir ciudades inclusivas

Dentro de nuestro territorio, las urbes se vuelven espacios clave que no solo definen un espacio, sino que también lo dotan de una identidad. Es por ello que distintos académicos y académicas de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU) de la Universidad de Chile analizan su rol y proponen un diseño más amigable hacia sus habitantes, incluyéndolos en el desarrollo de sus ciudades.

Luciana Pastor con una blusa roja
Luciana Pastor destaca que desde el movimiento feminista de mayo de 2018 se ha puesto mayor énfasis en pensar las ciudades desde una mirada feminista.
Geraldine Herrmann detras de una escultura que dice FAU
Para la académica Geraldine Herrmann, las ciudades se construyen sin considerar aspectos de inclusividad en el tránsito de sus habitantes.
Martin Torres, en un día soleado. Camisa azul abierta y lentes de sol colgados en ella
Martin Torres plantea que la mayoría de las aproximaciones a la inclusividad resultan en una integración hacia lo hegemónico en vez de buscar una verdadera integración.

La ciudad como territorio se ha vuelto uno de los principales espacios de la vida humana. Aproximadamente, el 90% de la población habita en ciudades, por lo que se vuelven determinantes para conformar también las identidades locales. Es en esta línea que muchos ven a las urbes como un espacio que no solo muestra los aspectos positivos de un determinado territorio, sino que también sus fallas y defectos.

Así lo afirma Martin Torres, subdirector de Género y Diversidades de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU) de la Universidad de Chile, quien reconoce que la ciudad está hecha y elaborada desde una hegemonía. El profesional destaca que muchas veces esta ha sido entendida por y para ciertas corporalidades versus otras. “Hay ciertos cuerpos que quedan en desmedro (…) afecta su movilidad, la capacidad de poder generar un acto cívico, las posibilidades de ejercer su corporalidad, su deseo o su amor”, advierte Torres.

Esto también es reconocido por académicas como Luciana Pastor, del Departamento de Diseño de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile. Desde la perspectiva feminista, afirma la profesora, las ciudades se han construido bajo una simbología masculina. “Santiago Centro, que es la zona más transitada por los habitantes y las habitantes de la ciudad, particularmente tiene una mayoría abismal de esculturas a próceres patrios que son hombre”, apunta Pastor

Sin embargo, no solamente desde el género la ciudad resulta excluyente para sus habitantes. Geraldine Herrmann, profesora asociada del Departamento de Urbanismo de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile, pone el énfasis en cómo las veredas de este país son tan estrechas que impiden el tránsito de ciertos grupos. “En un metro veinte no van a pasar dos sillas de ruedas o dos cuidadoras con coches de bebe (…) Desde estas normativas, estamos vulnerando grupos que requieren más anchos mínimos”, enfatiza Herrmann

Estas exclusiones, señala Martin Torres, se atribuyen a la falta de identidad en la conformación de las ciudades. “Al carecer de una identidad y no entender tampoco nuestra propia identidad, construimos espacios que carecen de esa identidad. Por lo tanto, se va restringiendo aquellas posibilidades que podemos tener para desarrollar distintos tipos de diversidades”, explica Torres.

Es por ello que Luciana Pastor enfatiza el rol de incluir a las habitantes de un territorio en el desarrollo de una ciudad. “El desafío hoy en día está en escuchar a las propias mujeres que habitan sus territorios, sus propias comunas, pero también sus propios barrios para poder llegar a construir esa ciudad que queremos, que sea segura para ellas y para todos”, propone Pastor.

En esa perspectiva, Herrmann hace un llamado a buscar ampliar las propias veredas de una manera inclusiva y consciente con sus habitantes. “Hay estudios en otros países que muestran que esto se puede, de siete a cinco metros de calzada. De hecho, es bueno reducir las calzadas, porque a menor ancho de calzada, menor va a ser la velocidad y a menor velocidad menos accidentes”, expresa la académica de FAU.

Si quieres saber más sobre este interesante tema, puedes escuchar el episodio de esta semana en Tantaku.cl, en Youtube y en Spotify.