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12° edición del certamen europeo
En el evento, el académico del ICEI presentó sus películas Taxi Para Tres y Cirqo, además de trabajos de otros directores chilenos como Machuca o Cien Niños Esperando un Tren.
Entre el 2 y el 17 de marzo, se realizó en Cerdeña, Italia, la 12° edición del Festival de Cine "Terre di Confine", evento en el que Chile tuvo un lugar privilegiado. Primero, porque se efectuó una gran muestra de películas chilenas de todos los tiempos; y porque Orlando Lübbert, profesor del Instituto de la Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile (ICEI), fue uno de los invitados principales al certamen.
En total, el festival contó con la proyección de 35 películas, la participación de más de 30 cineastas y profesionales de la industria, además de diversas actividades asociadas.
Lübbert señaló que el evento tuvo como eje temático a "La Libertad", por lo mismo la muestra de cine chileno fue muy extensa: "Machuca, Cien Niños Esperando un Tren, Historia de un Oso, Taxi para Tres y muchas más. Participé presentando mis películas y otras, aparte de unos conversatorios sobre el tema del festival", comentó.
La actividad se realizó en varias ciudades de la isla de Cerdeña: Cagliari, Solarussa, Alghero y Asuni, fueron algunas de las ciudades donde se realizó el certamen. La edición anterior del festival, dijo el cineasta, tuvo como invitado a Colombia: "Pero en esta ocasión eligieron a Chile por tener una historia política muy parecida a la de la isla. Cerdeña tiene un sentido libertario muy fuerte, como nuestra nación, porque han sido invadidos por catalanes, fenicios, romanos, entre otros. Entonces, esa idea nos conecta directamente con ellos", afirmó.
Para el Director de Cirqo el cine chileno está de capa caída: "Yo soy crítico y pesimista, aunque hay películas que me levantan el ánimo, como Mala Junta, de Claudia Huaquimilla, película notable. Hay varias películas así, que son de bajo perfil y que tiene que ver con personas que están haciendo trabajos desde rincones de la sociedad chilena que no son los más visibles", dijo.
"Hay una orientación que no me agrada mucho y forma parte del colonialismo que tenemos en la cabeza, que es el pensar que Hollywood y el Óscar son lo máximo. El Óscar es una operación comercial, sobre todo para nuestros países. Al interior de Estados Unidos también, pero para los latinoamericanos más todavía. Cuando Chile seleccionó a Taxi para Tres para el Óscar, me tiraron a la piscina sin un peso en el bolsillo. La película no daba nada todavía y en esa época necesitaba por lo menos US$1 millón para tener alguna aspiración. Entonces, ¿qué hacía yo?", confidenció.
La apuesta del cineasta es hacer un cine posible, es decir el que se puede realizar pese a todas las complicaciones que presenta Chile: "nuestro gran plus es la originalidad, los personajes, las locaciones, todo en lo que podemos conseguir valor agregado. Todo eso necesita cierto ojo, una mirada, y eso está faltando", señaló el académico del ICEI, quien adelantó que ya trabaja en dos guiones de futuras producciones.
Por último, el académico se sorprendió durante el festival con cómo el cine abre fronteras y genera un puente entre dos culturas que están tan lejanas. "Me llamó la atención, por ejemplo, la emoción de los niños con la película 100 niños esperando un tren, de nuestro profesor Ignacio Aguero, curiosamente en la ciudad de Alghero. Fue un momento muy lindo y lleno de magia", indicó.
Sebastián de Santi
Periodista ICEI