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Contiene más de 30 entrevistas a autoridades, gendarmes, bomberos y sobrevivientes
El libro de la académica del Instituto de la Comunicación e Imagen, ICEI, entrega un profundo análisis a la realidad penitenciaria del país, que producto de hacinamientos y cuoteos políticos, en 2010 cobró la vida de 81 personas privadas de libertad.
“Fue la peor de las tragedias en el peor de los lugares posibles. El incendio de la torre 5 de la cárcel de San Miguel, ocurrido en la madrugada del 8 de diciembre de 2010, destapó una serie de negligencias del sistema penitenciario nacional que revelan una triste certeza: caer preso en Chile no solo es el peor castigo. A veces, también, se convierte en la antesala de la muerte”.
Esta es parte de la presentación de esta investigación realizada por la periodista y profesora del Instituto de la Comunicación e Imagen, ICEI, de la Universidad de Chile, Tania Tamayo, quien a través de acabadas entrevistas -más de treinta realizadas durante dos años- junto a reporteo en terreno, acceso a documentos clave y conversaciones con los involucrados, aborda las capas de las negligencias que envuelven un siniestro que muchos quisieran olvidar.
Testimonios de autoridades, gendarmes, bomberos y sobrevivientes dentro y fuera de la cárcel, son el hilo conductor de esta crónica que a través de datos duros, reconstruye los hechos ocurridos. Una investigación que según la autora, también aborda “los peligros” de ir a la cárcel.
Motivada en un inicio por recoger relatos que configuraran los terribles hechos, la profesora Tamayo a poco andar comprendió que “esa línea dejaba coja la investigación”. Lo trascendental, señala, “era analizar la situación penitenciara en Chile. Si bien el libro da cuenta de las dinámicas de la cárcel, que por cierto, son presentadas sin ánimo de minimizarlas a la anécdota; era imperioso configurar ciertas rutinas tácitas entre gendarmes e internos, las múltiples situaciones a las que se exponen las personas que cometieron un delito menor, la falta de diligencia de las autoridades, entre otros factores que aquí se configuran”.
El libro además trae a la memoria las eternas deudas de la justicia en Chile. Aquella que una vez más no escala lo necesario para hallar y condenar a los responsables. Cabe recordar que en 2014 el Sexto Tribunal de Juicio Oral en lo Penal otorgó de manera unánime la absolución de los ocho miembros de gendarmería imputados.
Este es el escenario posterior a la tragedia que produce un doble duelo para los familiares de las víctimas, situación que el libro muestra enmarcada por graves errores políticos y administrativos, el negocio de las cárceles concesionadas, las promesas incumplidas, las precarias condiciones en que viven tanto presos como gendarmes, y la displicencia de una justicia que, al final, fue incapaz de hallar culpables.
A seis años de esta tragedia, la profesora Tamayo comentó que sigue existiendo un debate respecto a si las personas privadas de libertad merecen estar en buenas condiciones. No obstante, enfatiza en que “todos tenemos la misma opinión respecto a que el Estado debe reinsertar y rehabilitar a quienes infringen la ley, pero lo que se produce al involucrar a personas de distintos compromisos delictuales es precisamente lo contrario. Esto demuestra que el Estado no está haciendo su trabajo, dejó de hacerlo cuando da un giro en el presupuesto focalizándolo en seguridad ciudadana, por lo tanto en Chile, quien entra delincuente sale más delincuente, por duro que suene".
La profesora Tamayo concluye en que como dirá uno de sus entrevistados: “Fue como Fuenteovejuna: aquí hay responsabilidad del Estado. Y el Estado somos todos. Al final, no hay nadie responsable. Ningún responsable para 81 muertos”.
Pamela López V.
periodista Extensión y Comunicaciones ICEI