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En conjunto con la Cámara Chilena del Libro
En una ceremonia desarrollada en el Archivo Central de la Universidad de Chile, el Rector de esta Casa de Estudios y el titular de la Cámara Chilena del Libro suscribieron un convenio de cooperación para constituir esta entidad que se abocará a establecer las causas que originan el preocupante divorcio generalizado entre la población y la lectura. Esta instancia de estudio estará integrada por académicos de disciplinas vinculadas a las humanidades y las comunicaciones -entre ellos la directora del ICEI, María Olivia Mönckeberg-, autoridades del Ministerio de Educación, la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (DIBAM) y el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.
A menudo se sostiene que chilenas y chilenos manejan, en promedio, alrededor de seiscientas palabras del idioma castellano. Cierto o no el antecedente puesto sobre la mesa por lingüistas y académicos, resulta evidente que el acervo lingüístico del común de la población es significativamente inferior al de argentinos y uruguayos, y por debajo aun de otros habitantes del continente. La causa no puede ser otra: la preocupante y generalizada falta de lectura, lo que sólo se podría revertir en la medida que se establezca un detallado diagnóstico que identifique aquellos elementos que obstaculizan la instalación de un hábito que ha de ser indispensable en una sociedad que anhela llegar al desarrollo. Otro indicador, extraído de los balances de ventas de libros tangibles o virtuales, es aún más inquietante: las élites chilenas leen menos que las clases trabajadoras de Europa.
Por ello es que la Universidad de Chile y la Cámara Chilena del Libro -entidad que agrupa a las editoriales chilenas- firmaron un convenio para constituir el primer Observatorio del Libro y la Lectura a objeto de establecer un detallado diagnóstico de la situación y, a partir de ahí, definir las propuestas destinadas a subsanar un problema que parece no tener solución, y que limita las perspectivas de desarrollo personal y social.
El Rector de la Universidad de Chile, Víctor Pérez Vera, fue categórico al respecto, deslizando una mordaz crítica a las autoridades por la inexistencia de políticas públicas efectivas que fomenten la lectura, algo incomprensible en medio de una "coyuntura histórica en la que discutimos las mejoras del sistema educativo nacional", por lo que instó a reflexionar y discutir a fondo sobre uno de los "aspectos fundamentales de los modelos formativos de personas y ciudadanos".
"Me atrevería a anticipar algunas conclusiones: no hay que ser muy astuto para darse cuenta que la lectura y el libro no son parte de las políticas públicas efectivas de este país. Se han hecho iniciativas, algunas acciones, pero claramente el libro no está dentro de las prioridades de las políticas públicas de educación en Chile", agregó el Rector Víctor Pérez Vera. Y luego puntualizó: "No hay que ser muy astuto para darse cuenta de que la mayoría de chilenos y chilenas, especialmente de los sectores más vulnerables, especialmente niños y niñas, son los que finalmente están sintiendo el efecto de una política educacional inequitativa y segregada. Ojalá este Observatorio del Libro y la Lectura lleve propuestas que indiquen cifras y la necesidad de que estos niños no sigan esperando una educación de calidad y equitativa".
Arturo Infante, presidente de la Cámara Chilena del Libro, agradeció el interés de la Universidad de Chile por ser partícipe de esta iniciativa ya que, en virtud de sus altos estándares investigativos, nos permitirá conocer datos certeros "acerca de qué se lee, cuánto se lee, cómo se lee, cuándo se lee, dónde se lee, quiénes leen y quiénes viven al margen y a espaldas de los libros y por qué, preguntas que son importantes para nuestra industria cultural, y fundamentales para la cultura, la educación y el desarrollo de nuestro país".
La Directora del Instituto de la Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile (ICEI), María Olivia Mönckeberg Pardo, quien integrará este Observatorio del Libro y la Lectura, también puso en relieve el preocupante déficit que se observa en Chile en cuanto a los hábitos de lectura. "Es bastante horrible, complicado... El desafío ahora es cómo mejoramos el lenguaje como herramienta de la comunicación, y cómo la lectura en general, ya sea de libros de ficción o no ficción, nos abre un mundo extenso por explorar, y todas las palabras nuevas que nos enseñan esos libros nos permite expresarnos con más claridad y comprender mejor los mensajes. Sin duda que el pobre vocabulario de chilenos y chilenas en general es una limitante para el desarrollo cultural y social del país. Y uno ve que en las bibliotecas hay pocos libros, y ni hablar de los hogares", indicó la Directora del ICEI.
Causas no siempre atendidas en el análisis
A menudo se apunta al valor de las publicaciones debido a la exacción tributaria que se le aplica. Pero si bien el libro es más costoso en Chile que en los países vecinos, en nuestro país existen alternativas para adquirir libros a bajo precio. Para ello existen las ferias libres, bibliotecas de inscripción gratuita en malls y estaciones del Metro, o algunos sectores tradicionalmente vinculados a la venta de ejemplares usados, como es el caso de Avenida San Diego. Pero hay otras situaciones que ciertamente dificultan el ejercicio de la lectura. Por ejemplo, las extensas jornadas laborales y las inconfortables condiciones de traslado en el sistema público de transportes, "tiempo muerto" que, en otros países del mundo, se convierte en una instancia reservada para la lectura.
El Profesor de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, el sociólogo Alberto Mayol, también integrante de esta nueva entidad de observación, también llamó a reflexionar acerca de otros elementos a menudo no considerados en el debate, y que nos obligan a mirar el problema de manera multisectorial. "Es difícil que niños o niñas puedan estudiar o dedicar tiempo a la lectura si en sus hogares existe un alto grado de hacinamiento. Eso nos invita a pensar también en la calidad de la vivienda y en los espacios públicos", declaró.
La Vicerrectora de Extensión de la Universidad de Chile, profesora Sonia Montecino, sostuvo que el paradigma cultural que ha imperado en Chile en los últimos años también ha contribuido a minar el interés por el libro, situación que se observa incluso en las élites. "Ahora son élites económicas, no culturales como ocurría antes, que valoraban la adquisición de bienes culturales y sentía aprecio por las humanidades. Hoy las élites están sólo enfocadas a las prácticas comerciales y de consumo. Sumemos a ello el hecho de que la lectura abre universos y cuestionamientos. Y en Chile, me parece, no hay muchos deseos de ver a una sociedad que cuestiona y reflexiona y se piensa a sí misma", puntualizó.
Roberto Bruna