Buscador
En el Día del Reciclaje celebrado el 17 de mayo y gracias a un convenio entre la empresa recicladora de acero y el MAC, se lanzó una campaña destinada a incentivar en las comunidades escolares una mayor conciencia medioambiental, generando con ello un cambio cultural acorde al mundo contemporáneo. Con actividades que enseñan a reciclar a través del arte, se trabajará con escuelas municipales para fomentar la integración de la urbe contemporánea y el medio ambiente, utilizando materiales reciclados.
En el marco de un convenio de colaboración con la empresa recicladora de acero que permitirá al Museo de Arte Contemporáneo de la U. de Chile (MAC) llevar adelante parte de su programa educativo, se lanzó la campaña "Ven al MAC a convertir tu chatarra en arte". Se trata de un proyecto artístico y de reciclaje que se llevará a cabo con un grupo de colegios municipales del sector norponiente del Área Metropolitana de las comunas de Renca, Quilicura, Lampa, Colina y Pedro Aguirre Cerda. La idea es que estas escuelas municipales logren crear conciencia de la vulnerabilidad del medio ambiente, entendiendo que este concepto se puede integrar perfectamente con la urbe que habitamos.
Son aproximadamente 3000 alumnos, de entre séptimo y 4° medio, los que participarán de este proyecto. Específicamente los estudiantes y profesores trabajarán en base a la muestra de la artista Dinora Doudtchitzky, el imaginario persistente, construyendo una ciudad con chatarra de fierro que cada colegio se encargará de recolectar, en un trabajo de creación tipo work in progress que se desarrollará en el hall de museo entre el 22 de junio y el 10 de agosto.
La organización se inicia desde la escuela con actividades que apuntan a la recolección, recepción y separación de la chatarra ferrosa; luego el retiro de un camión que los visita para producir el traslado de estos residuos hacia el MAC, el cual se convierte en el centro de acopio donde se almacena y clasifica, a la espera de su asistencia a vivir gratuitamente una innovadora idea de construir una ciudad amigable con su entorno. El resultado de este proceso se expondrá luego en este museo, de manera de generar mayor compromiso e impacto en los jóvenes.
La invitación es a trabajar por la integración de la urbe y el medio ambiente, utilizando como material la chatarra (productos de acero que han cumplido un ciclo de vida) que les permitirá luego construir una matriz de ciudad que cambia y se renueva constantemente, al igual del ambiente que habitamos. Esto en sintonía con un mundo contemporáneo cuyos problemas ambientales requieren de ciudadanos más comprometidos y preparados para enfrentarlos y minimizarlos.
La chatarra (productos de acero que han completado un ciclo de vida útil) es el único elemento que se puede reciclar infinitamente sin perder sus propiedades y sin degradarse (como el papel, por ejemplo).
El acero es uno de los elementos más resistentes, versátiles, adaptables y ampliamente utilizado, que al contener hierro posee una característica única: magnetismo.
El acero, por tanto, es el único material constructivo que siempre contiene algo de material reciclado, ya que ambos procesos de fabricación, a partir del mineral o del reciclaje, contienen chatarra. Cada vez que uno adquiere un producto de acero, está cerrando un ciclo, al comprar algo que ya fue reciclado.
Gracias a sus propiedades, puede ser reciclado en forma infinita, por lo que al final de su vida útil un producto de acero puede transformarse en parte de un auto o de una lavadora, sin perder su calidad.
Al ser magnético, es fácilmente separable del resto de los metales mediante electroimanes en los centros de acopio y en la misma planta de reciclaje.
Por otro lado, la industria siderúrgica mundial ha evolucionado en los últimos veinte años, mejorando el rendimiento de los productos de acero (lo que se llama reducción de origen). Se ha disminuido la cantidad necesaria a utilizar para la fabricación de un producto con las mismas cualidades. Esta disminución es posible gracias a la investigación tecnológica y al desarrollo de nuevos aceros, más resistentes, y que ha permitido reducir los espesores y secciones de los productos, haciéndolos más livianos.
A modo de ejemplo, el acero utilizado en 1983 en la fabricación de un billón de latas de conserva era de 38.000 toneladas; hoy, en cambio, es sólo de 25.600 toneladas. Si la Torre Eiffel fuera construida hoy, podría utilizar sólo un 35% del acero que necesitó en 1897.
Otra propiedad del acero es su durabilidad. La mayor parte de los electrodomésticos, que tienen alrededor de un 75% de sus componentes de acero, duran mucho más que, por ejemplo, los fabricados con plástico. Un refrigerador promedio, puede tener una vida útil de 20 años, y las techumbres una de hasta 50 años.
El acero también es utilizado para fabricar envases de comidas (conservas, aceites), pinturas, lubricantes y mucho más.
El reciclaje de acero supone "sacar basura del sistema" para darle un nuevo uso. Se disminuye la presencia de material reutilizable en los rellenos sanitarios y en vertederos ilegales. El año 2010, en Chile, se evitó enviar a la basura alrededor de 700.000 mil toneladas de chatarra. Esto equivale a un volumen de basura de unos 4 vertederos, como Santa Marta, al año.
Por cada tonelada de acero usado que reciclamos, ahorramos una tonelada y media de mineral de hierro y unos 500 kilogramos del carbón que se emplea para hacer el coque. Además, se elimina una serie de pasivos ambientales presentes en la explotación de un mineral, como es el ruido y la contaminación atmosférica (polvo en suspensión).
Se logra un ahorro energético de un 70%. La siderúrgica mundial a partir de la chatarra ahorra un consumo eléctrico equivalente al que registran 110 millones de hogares. En Chile ese ahorro representa, en un año, el consumo de electricidad de unos 80 mil hogares, lo cual equivale aproximadamente al gasto de la Primera Región. El consumo de agua se ve reducido en un 40%.
Verónica Rubio
Comunicaciones MAC - UChile