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Karolina Babic, de la Universidad de Albany de EE.UU.
Su trabajo conduce al grado de Doctor en el Centro de Estudios de América Latina y el Caribe. En la oportunidad, Karolina Babic, ciudadana alemana, lamentó la progresiva desaparición de esa expresión artística creada por el conjunto musical de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos.
La Cueca Sola es una expresión artística que parece ir inexorablemente rumbo a su extinción, y si bien no goza de una espectacularidad estética, su fuerza simbólica y emotiva es potente a ojos de un extranjero que conoce su origen y contexto histórico. La Cueca Sola es una denuncia frente a las violaciones a los Derechos Humanos en Dictadura, una protesta contra el abuso y, por sobre todo, un recordatorio de la impunidad, una luz de memoria que intenta abrirse paso en la amnesia colectiva instalada en el periodo transicional.
Estas son algunas de las observaciones que hizo la alemana Karolina Babic, quien realizó una investigación inédita acerca de la "Cueca Sola", que llevó el título "In Memoriam de La Cueca Sola: bailar para resistir, bailar para recordar", conducente al título de Doctor en el Centro de Estudios para América Latina y el Caribe de la Universidad de Albany, Estados Unidos, cuyas conclusiones compartió en una exposición alumnos del curso Lenguaje y Cultura, dirigido por Lorena Antezana, profesora del Instituto de la Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile (ICEI).
¿Por qué una estudiante de origen alemán se interesó por una expresión artística local como la Cueca Sola? Precisamente por lo mismo: su singularidad. "Hace nueve años vine de intercambio a Chile. Estuve en la Universidad de Concepción y ahí leí un libro de Pedro Lemebel que se llama ‘De Perlas y Cicatrices' donde pude conocer esta creación de la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos. Años después vi un documental de Marilú Maillet, ‘La Cueca Sola', y ese recuerdo me acompaña hasta hoy", dijo Karoline Babic, consciente de otra particularidad: la especificidad de su trabajo investigativo, cuya propuesta resultó algo extraña a oídos de los docentes de su casa de estudios.
"Me dijeron que era muy específico, pero a mí me pareció muy interesante pues no recuerdo otra manifestación artística similar", agregó Babic, quien desmenuzó esta propuesta tanto en lo que respecta a la movilización de tradiciones como medio de protesta, la dimensión corporal que la convierte en una expresión femenina que ubica a la mujer en la esfera de lo público, la producción de conocimiento como preservador de la memoria y su re-significación en otras disciplinas, tales como el cine-documental (la Cueca Sola ha jugado un rol clave como hilo conductor en relatos sobre las dictaduras latinoamericanas), la literatura, intervenciones artísticas, homenajes a víctimas de femicidio y creaciones musicales como fue el caso de la canción de Sting "Ellas Bailan Solas" (1988).
Karoline Babic lamentó la paulatina desaparición de la Cueca Sola: "No quedan más de cinco mujeres que siguen componiendo y bailando. No se ha producido ese recambio generacional que se esperaba en el conjunto folclórico de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos".
"Me sorprende su función social, que es muy importante, pues ayuda a recordar un periodo muy terrible. Yo he visto gente que las ve cantar y bailar y se pone a llorar, porque tiene una tremenda fuerza evocativa", sostuvo, luego de exponer ante los alumnos. "Y eso ocurre porque refleja muy bien el quiebre personal de los familiares de detenidos desaparecidos. Habla de un pasado feliz que pronto se rompe y se convierte en un presente-futuro lleno de incertidumbre y angustia", concluyó.
Roberto Bruna