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La Haptonomía ayudaría a los niños a ser más seguros, autónomos, felices, precoces e inteligentes.
Los padres pueden iniciar una relación afectiva y muy activa con sus hijos desde el embarazo, para ello hay ciertas técnicas que les permiten vincularse con el feto e, incluso, jugar con él.
Así lo explicó la pediatra y especialista en Haptonomía, doctora Catherine Dolto, durante una conferencia ofrecida el 29 de diciembre del año 2008 en la Facultad de Medicina de la U. de Chile. La especialista francesa visitó la casa de estudios gracias a una invitación cursada por la neurobióloga del Programa de Genética Humana del Instituto de Ciencias Biomédicas (ICBM), doctora María Eugenia Moneta.
Según dijo, la Haptonomía: ciencia de la afectividad que estudia y describe los aspectos de la vida íntima, de los sentimientos, del reencuentro psicotáctil, de las interacciones y relaciones afectivas, ayuda a los padres a establecer un vínculo con el niño en gestación, aumentando así la comunicación de la familia. De esta manera, la madre incrementa su sensibilidad y es capaz de captar los movimientos que realiza el niño al cuarto mes, es decir, mucho antes de lo que suele ocurrir en mujeres, principalmente, primíparas.
Los padres, acompañados por un especialista en la técnica, inician su contacto afectivo con el niño desarrollando un ambiente general de bienestar. Para estrechar el diálogo la madre puede colocar la mano en su vientre, aunque en realidad no es imperativo que lo haga si quiere invitar a su hijo a interactuar con ella. El padre, en tanto, podría apoyar sus palmas suavemente sobre el hombro de la mujer o utilizar el lenguaje verbal para establecer un contacto con el hijo.
"La madre realiza una invitación afectiva en que llama a su bebé a estar más cerca del corazón, ello conduce al feto a desplazarse hacia arriba. También se le puede pedir que vaya hacia la pelvis, lo que es muy útil cuando se aproxima el parto, o que se balancee hacia la derecha e izquierda, como si se tratara de un juego", comenta la doctora Dolto.
Aunque parece difícil de creer, el niño se mueve siguiendo la indicación de la madre y también se acerca hacia el lugar desde donde proviene la voz de sus progenitores. De hecho, en el momento del parto y una vez que el cordón umbilical ha sido cortado, se le pide al padre que hable con su hijo para reconfortarlo y así darle una sensación de protección adecuada, lo que ocurre con el solo hecho de oír su voz.
Si está esperando mellizos o, incluso, trillizos, la madre puede interactuar con sus hijos haciendo que uno de ellos suba y el otro baje, de manera que tenga un tiempo de juego individual con cada niño, lo que ayuda mucho en el desarrollo de los bebés.
"El trabajo haptonómico tiene como objetivo dar seguridad afectiva, la cual se proyectará durante toda la vida del individuo. Ello porque las experiencias prenatales, así como las del nacimiento y de los primeros momentos de vida, dejan marcas muy profundas que se activarán cada vez que se presente una situación desconocida", explica la especialista francesa.
En el momento del parto la Haptonomía enfatiza en que la madre no se ocupe tanto de su propio dolor, sino en lo que está experimentando el hijo, es decir, de "abrirle un camino para ponerlo en manos del médico". Esto permitiría una mayor secreción de endorfinas y cortisol, que aplacarían el sufrimiento materno.
Los niños que han sido apoyados por la ciencia de la afectividad son más seguros, caminan antes y tienen mejor interacción con otros pequeños. De hecho, impresiona ver a guaguas de cinco semanas que se sientan muy erguidas sobre la mano de uno de sus progenitores, tal como si estuviesen apoyados en una silla imaginaria. Ni siquiera requieren que se les sostenga la cabeza.
"Tienen un tono de postura muy particular, sus manos siempre están abiertas, son muy seguros, precoces y, con el correr del tiempo, logran un uso óptimo de sus capacidades intelectuales. Lloran poco, sonríen mucho y duermen algo menos que los otros recién nacidos, aunque están tranquilos", explica la doctora Dolto.
Cuando son capaces de ponerse en pie los padres suelen jugar con ellos sosteniéndolos sobre una de sus manos, tal como si estuviesen parados sobre el suelo. Es tal la confianza que tiene en su portador que se muestran dichosos y nada de aprensivos aunque están, literalmente, en el aire. "No es más que un juego que los niños gozan y que a nosotros nos informa sobre el desarrollo de sus capacidades, además de manifestar la autonomía del pequeño", indica la pediatra.
Eso sí, advierte, estas actividades no pueden realizarse con niños que no están preparados porque su tono muscular será distinto. "Algunas madres dicen que conversan con sus hijos durante la gestación pero en realidad están hablando con un ser imaginario. La Haptonomía las ayuda a conectarse con el hijo real y a establecer un diálogo de afecto".
La Haptonomía fue fundada hace más de 50 años por el profesor Frans Veldman, en respuesta a sus investigaciones en la salud psíquica de la población tras las horrendas experiencias de la Segunda Guerra Mundial. El término, de origen griego, significa tocar para sanar y unir.
Según explica la doctora Dolto, en la sociedad contemporánea actual, en que el ser humano se ve privado del reconocimiento esencial que implica la confirmación afectiva, esta ciencia ayudaría a mejorar la relación entre el paciente y el profesional de la salud. De hecho, la Haptonomía puede ser empleada en cualquier etapa de la vida, desde antes que el niño nazca, hasta su lecho de muerte.
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