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La Universidad de Chile se ha honrado por estos días con la participación de la Doctora en Filosofía e Historiadora francesa Geneviéve Fraisse, en el seminario de "Filosofía Política y Género", organizado por el Programa de Magíster en Estudios de Género y Cultura. En el marco de esta visita, la renombrada intelectual concedió una entrevista a "U al día" para hablar sobre sus preocupaciones feministas en el mundo actual.
Cuando Geneviéve Fraisse tenía 20 años se encontraba estudiando la carrera de Filosofía, justo en la época de la revuelta estudiantil francesa del '68 y la explosión del movimiento feminista. En ese contexto, cuenta la reconocida filósofa, vivió una experiencia que la marcó profundamente para el devenir de su actividad intelectual y política.
Curiosa por leer al filósofo moderno Baruch Spinoza, que estaba muy en boga entre sus compañeros, según relata, descubrió que este líder de opinión para sus pares consideraba que la mujer estaba en el mismo sitio que los niños, los delirantes y los alcohólicos, pues están carentes de razón.
Su impacto fue tal, que toda su motivación personal y profesional se volcó al estudio de los archivos feministas en París y a dar un salto desde la filosofía clásica para descubrir qué pensamientos cultivaban intelectuales más contemporáneos frente a la situación de la mujer y el problema de la memoria de los textos históricos, donde constataba una ausencia de su género, por siglos.
Fue el inicio de una larga trayectoria como intelectual feminista, donde sus primeras manifestaciones comenzaron a divulgarse en la revista "Las revueltas lógicas", una publicación que fundó junto a un grupo de jóvenes, para luego seguir su trabajo en la edición de destacada literatura académica, de habitual referencia en la Universidad de Chile, según expresó la Directora del Centro de Estudios de Género y Cultura en América Latina, Olga Grau, durante su presentación en la ceremonia donde Fraisse recibió la distinción de Doctora Honoris Causae, por parte de esta Casa de Estudios.
Con el pasar de los años, su actividad de aulas traspasó la dimensión intelectual y emprendió el camino político, con la motivación de conjugar en la práctica sus pensamientos críticos frente a la discriminación del género femenino en la historia, según ha expresado en numerosos artículos.
Asumió así el cargo de Delegada Interministerial para los Derechos de las Mujeres, con el gobierno de Jospin en Francia (1997-1998) y luego fue Diputada del Parlamento Europeo.
Actualmente ejerce como Directora de Investigación del Centro Nacional de Investigaciones Científicas de Francia (CNRS) y es frecuente su participación en seminarios en el Colegio Internacional de Filosofía y la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (EHESS).
-¿Ha evolucionado su postura feminista desde sus 20 años hasta la fecha?
-El trabajo de investigación está cambiando todos los días, pero si quieres saber si soy menos radical que hace 35 años, definitivamente no. Pero mi pensamiento está cambiando todos los días.
-¿Hacia dónde van esos cambios de pensamientos, considerando que la realidad de la mujer no ha evolucionado radicalmente desde entonces?
-No lo tomo tanto en los cambios que ha habido en la historia de las mujeres, sino del paso de esta problemática hacia lo político.
Por ejemplo, en los años 70 el feminismo se expresaba fuera de los partidos políticos, mientras que el movimiento feminista de los años 90 ha logrado introducir el problema de la paridad al interior de las instituciones políticas.
Las demandas son distintas. En los años sesenta y setenta se discutía el problema de anticoncepción y en los años noventa el de la paridad, pero en ambos períodos ha existido la misma radicalidad frente a las demandas.
-¿Cuál es su aspiración final en esta lucha feminista? Usted habla de defender la igualdad en la razón, pero sin obviar las diferencia entre ambos sexos, como también destaca la idea de que la igualdad debe ir de la mano con la libertad para la toma de decisiones. ¿Son estas sus metas últimas?
-No es el problema de la igualdad necesariamente el fin último, sino que en la medida de que la igualdad permite el pensamiento de la emancipación en la democracia. Ése es el problema.
El feminismo es una expresión de la democracia, donde la igualdad y la libertad son dos conceptos primordiales.
Al analizar el problema de la igualdad frente a la diferencia entre sexos, se está abordando el concepto bajo dos prismas, uno político y otro ontológico, al mismo tiempo. Lo que se está pidiendo a la democracia es una respuesta frente a la pregunta ontológica. Es por eso que prefiero aislar los principios políticos de la igualdad y de la libertad, que son condiciones de la democracia, pero -al mismo tiempo- para pensar el sexo, el género, las mujeres, etc., es una condición para ejercer y para pensar simultáneamente.
-¿Usted sostiene que esas condiciones no se están dando hoy?
-Ocurre lo mismo que con la democracia, hay que estar siempre trabajando para producir el cambio, es un trabajo constante.
Para aterrizar el tema te voy a dar un ejemplo de política actual. Nuestro nuevo gobierno francés de Sarkozy está planteando que se pueden hacer horas suplementarias, además de las horas que ya se trabajan. Entonces se le va a proponer a las mujeres que están de tiempo parcial, hacer horas suplementarias, cuando lo que ellas piden es tener un empleo de tiempo completo.
Aparentemente se estaría entregando la igualdad, pero en el fondo no la hay porque estas mujeres siguen trabajando a medio tiempo.
Por supuesto que la igualdad es una condición de nuestras sociedades, pero no se hace efectiva. Se le va a decir a estas mujeres que pueden tener una igualdad en relación a las horas parciales, pero es una mentira.
Es más complicado y peor que el ejemplo dado porque estas horas complementarias, el señor Sarkozy las está proponiendo sin responsabilidad patronal y asalariada en relación a los impuestos que habría que pagar sobre eso.
Así, estas mujeres van a hacer horas suplementarias, pero no van a poder cotizar para su jubilación, las cuales ya son malas porque sólo está siendo tomada en cuenta la jornada parcial que trabajan. Esa es la igualdad que tenemos y si es una condición de la democracia, yo les puedo decir que no hay tal necesariamente.
Por otro lado, el hecho de que estemos en democracia hace posible que esté en Santiago explicando que eso no es igualdad. Del mismo modo que Sarkozy puede estar diciéndole a las mujeres que esa es la igualdad en democracia.
-¿Cuál es la reacción de las mujeres en Francia hoy?, ¿Reclaman, se conforman?
-Están en una situación extremadamente difícil. Gran parte de esas mujeres tienen que educar solas a sus hijos, lo que hace difícil que se movilicen, no más difícil que aquí, porque tienen la carga familiar encima.
Es muy difícil su condición y las lleva a estar todo el tiempo tratando de sostener a sus familias, mujeres solas y con hijos.
La situación de las mujeres en Francia puede no ser tan distinta de las mujeres acá en Chile.
Hace un rato cuando leía mis correos había una petición de las feministas en contra de Sarkozy porque no ha nombrado una mujer Secretaria de Estado para hacerse cargo de los asuntos de la mujer.
Y ese grupo feminista en Francia ¿goza de gran apoyo?
La problemática del feminismo sí, pero al igual que en todas las democracias se concentra la preocupación en plantear el problema y en lo que está pasando.
-¿Qué cree que tiene que llegar a pasar para que las mujeres se movilicen y generen una revolución de sus derechos?
-Para que surja una movilización, las mujeres deben aprovechar una oportunidad coyuntural y sobre esa concentrar todas las demandas de las mujeres, esa sería una forma de actuar.
En el pasado, la paridad en los años noventas logró convocar todos los otros problemas, como veinte años antes lo hizo la contracepción y la batalla por el aborto. Eran el emblema de todos los problemas que rodean a estas demandas.
Cuando luchamos por la paridad yo nunca pensé que el tema de fondo fuera sólo el problema de la paridad, se trata de la oportunidad para generar un cambio. Particularmente, cuando fui Delegada Interministerial introduje el problema de la igualdad profesional. Me preocupé de ligarlo al problema de la paridad, porque la gente normalmente quiere poner las cosas contrapuestas, se tiende a aislar las problemáticas, cuando pienso que es parte de un todo.
De esa forma, cuando propuse discutir la paridad, yo estaba pensando en la paridad profesional, aunque la lectura fue de paridad política. En la práctica se transformó en una demanda política que engloba otras demandas.
Si se hace política en un período, son unas las demandas y se hace en otro las demandas son otras.
-¿En qué demandas está concentrado el debate sobre la mujer en el mundo?
-La crítica hacia las normas sexuales es la discusión que en este momento se
está dando en el mundo entero y al interior de las teóricas feministas, éste es el centro de la discusión.
Uno de los argumentos que se esgrime apunta a una subversión feminista que acepte todas las formas de comportamiento.
Hay teóricas, como Judith Butler (destacada pensadora feminista estadounidense) que están proponiendo la liberación de todas las normas, donde todos puedan hacer todo. Butler plantea que la trasgresión a las normas sexuales resolvería el problema.
Esta crítica hacia las normas de la sexualidad no es la libertad sexual de la que se hablaba en los años setenta, se refiere al transexualismo y otros. Me parece bien la crítica a la norma, pero difiero cuando otros consideran que esa crítica a la norma es la solución. No es la única solución.
Yo me pregunto si al elegir transgredir las normas sexuales, ¿alcanzo realmente la sociedad que yo quiero, es esa la utopía a la que yo aspiraba?
De acuerdo a la discusión, la transgresión a las normas sexuales coloca en primer lugar el problema de la libertad y luego se podría pensar en el problema de la igualdad. Personalmente coloco en primer lugar la problemática de la igualdad, todo tipo de igualdad, en el trabajo, la familia, en todo.
Me pregunto si la liberación sexual es condición de igualdad en todos los sentidos de las mujeres. Es un tema que está realmente al centro del pensamiento actual y tengo problemas con los que responden inmediatamente con la libertad sexual.
De ser así, el consentimiento vendría ser la propuesta política para que todas las mujeres elijan y estén consintiendo todo tipo de conductas, como la prostitución o el llevar un velo, la aceptación.
Hay quienes piensan que si las mujeres consienten y aceptan, no hay problema. Yo me pregunto si acaso es ésa sociedad la que queremos para el mañana.
Imaginemos una libertad que permita prostituirme, me pregunto ¿es eso lo que yo quiero en realidad, es la liberación que busco, es esa la utopía?
Justamente es el tema del último libro en que estoy trabajando, sobre el consentimiento que se promueve en ciertos grupos sociales.
-¿De qué manera se abordó esta preocupación en la última campaña presidencial de Francia?
-Hubo gente de la extrema izquierda que creó un sitio en Internet, que la llamó la otra campaña. Sobre el capitulo de las mujeres lo que estaba planteado era el hecho de si los homosexuales podrían adoptar o no hijos, entonces lo que estaban haciendo era cambiar el concepto de familia. Eso era lo que se proponía en relación a las mujeres.
Por ejemplo, criticaron a Ségolène Royal por no referirse sobre ese problema, pero la única que habló de las jubilaciones miserables que tienen las mujeres fue ella.
No estoy segura de que las igualdades profesionales se resuelvan solamente por las transformaciones de la familia, creo que no, o por lo menos no solamente por esa vía.
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La Doctora en Filosofía e Historiadora Geniéve Fraisse se refirió a la realidad de la mujer en Francia, explicando que la discriminación de género que viven en su país es muy similar a la situación chilena. Del mismo modo comparó la dificultad que existe para que se movilicen ante un cambio, pues la mayoría está concentrada en sostener a sus familias, pues se trata de mujeres solas con sus hijos. |
-¿Cómo ha afectado a la familia la incorporación de la mujer en el mundo laboral y en la esfera de las decisiones políticas?
-En los últimos dos siglos en que hemos vivido en democracia se ha demostrado que podemos reproducir al interior de la familia los códigos sociales de lo político. Nos tomó dos siglos entender que podía haber igualdad del hombre y la mujer y de los niños, que es el concepto mismo de la democracia.
Cuando queremos pensar la familia hoy, tenemos que pensar que los fundadores intentaron sustraer la familia de a democracia, mientras que la historia de estos dos siglos introdujo finalmente la democracia en la familia.
Es algo muy reciente. Las leyes de la democracia en la familia, en Francia actúan desde los últimos 30 a 40 años. En Chile ni siquiera alcanza los últimos 10 años, recordemos la ley de divorcio que es muy reciente.
Estamos en un época donde tenemos un pensamiento democrático sobre la familia. Tenemos el espacio público, el de la familia y ahora tenemos que buscar la articulación en conjunto. Esa es la época en la que nos encontramos.
Para mí no es tener ideas de la familia, sino que debemos volver a pensar el problema desde la democracia.
Cuando tomo la expresión del antiguo régimen sobre el gobierno doméstico es para decir que al interior de la familia hay una discusión del poder, como también ocurre en el exterior. Una discusión política cotidiana es el debate político al interior de la familia. Ya no es la repartición de roles, sino la negociación del poder que está siempre en discusión y cambia de lugar según las circunstancias.
Por ejemplo, cuando fui diputada, el padre de mi hija cambió la forma que el tenía de trabajar para ocuparse de la niña para que yo pudiera hacerme cargo de esos nuevos compromisos.
Hubo una discusión en la familia donde se conversó entre todas las partes. Ya no se trata de la repartición de roles, sino de la discusión. Hoy se acuerda que sea de una manera, y en otro momento se acuerda que sea de otra forma.
En Francia no se puede decir que haya un patriarcado, la ley del padre, aunque por supuesto que existe una dominación masculina como en todas partes.
Hay que ser mucho cuidado con las palabras porque si se dice patriarcado se está hablando de un rol paternal de la familia y eso ha cambiado.
La idea de parar de considerar a la familia a parte de la democracia, que hay que entenderla en el contexto de la democracia. No es un hecho natural la separación entre lo público y lo privado.
-Chile es un país históricamente machista y es un hito trascendental que salga electa una mujer, ¿Qué opina de este hecho excepcional?
-Eso ha sido posible por la democracia, la elección de Bachelet ha sido posible por el sistema político imperante. No se ha visto todavía en el mundo una dictadura a cargo de una mujer. Ahí está el contacto, la democracia y la posibilidad de que una mujer alcance la presidencia.
Hay una similitud que se puede hacer, no es lo mismo, pero una analogía con respecto a Francia. Es cuando una mujer, por un momento históric, logra representar a todas las mujeres. Es una de las estrategias posibles, entre muchas otras, y es la misma que intentó Ségolène Royal hace poco.
-Al inicio de su gobierno, Bachelet se propuso designar un gabinete paritario (situación que sufrió modificaciones con los cambios de ministros). Ese mecanismo para asegurar una mayor participación y reconocimiento de la mujer, ¿le parece un camino artificial o válido para avanzar?
-Es una condición, un medio, no un objetivo. Es un medio para llegar a la igualdad, el objetivo es la igualdad siempre. Donde la gente generalmente se equivoca es en pensar que la paridad es un objetivo, pero yo lo ve como un instrumento para llegar al objetivo que es la igualdad.
Desde esa mirada está bien, pero nunca es suficiente. El caso más concreto es el de Sarkozi que puso a 11 mujeres para 33 ministerios, pero no hay más ministerio de la mujer que se ocupe de sus materias.
-¿Es la educación el camino para sensibilizar hacia un cambio de mentalidad hacia una igualdad?
La educación es una llave maestra, especialmente la educación de las niñas. Desgraciadamente es un problema mundial del cual hay que preocuparse.
La educación hacia las niñas es el instrumento más importante cuando queremos hablar de los derechos de las mujeres. Todavía existen situaciones gravísimas donde las mujeres son sacrificadas, como en algunos lugares de Africa, por ejemplo. La educaron es una verdadera llave maestra para este problema.
Texto: Zafiro Fleming
Fotografías: Pablo Madariaga