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Visionado y conversatorio
Víctor Guimaraes dictó la clase Breve cartografía de lugares sin ningún interés: algunos territorios en el cine brasileño contemporáneo.
Apelando al desconocimiento que existe sobre el cine latinoamericano es que el profesor Jorge Iturriaga invitó a FCEI a Víctor Guimaraes, crítico de cine y programador, para que realizara la clase magistral Breve cartografía de lugares sin ningún interés: algunos territorios en el cine brasileño contemporáneo.
El también académico estuvo de paso por Santiago ya que participará como jurado en el próximo Festival de Cine de Valdivia, que se llevará a cabo en la ciudad sureña entre 14 y 20 de octubre. De acuerdo a palabras de Iturriaga, “lo que le pedimos a Víctor es que nos haga una revisión panorámica de lo que es el cine brasileño hoy día. Porque probablemente nosotros tenemos nociones de lo que es el cine brasileño con las películas más famosas de su industria, como Ciudad de Dios, Tropa de Élite, las películas del movimiento que se llamó Cinema Novo -años 60-70-, la famosa Porno Chanchada -películas eróticas de los años 70-80-, pero películas actuales de la situación contemporánea, siglo XXI, es bastante alto el desconocimiento”, comentó.
Para Guimaraes el encargo que le realizó el profesor Iturriaga fue algo muy complejo: ”Primero, por las dimensiones continentales de Brasil, o sea, es un país muy grande, con 200 millones de personas, y con un volumen de producción gigantesco. Según el anuario estadístico de la Agencia Nacional de Cine en Brasil, durante la última década se lanzaron comercialmente entre 100 y 150 largometrajes al año en Brasil. Y si se considera que la mayoría de las películas que estrenaron en festivales, ese número fácilmente se puede doblar. O sea, en promedio son 300 largometrajes que circulan en Brasil cada año”, afirmó el especialista.
Por esta dificultad es que el experto propuso una hipótesis central que gira en torno a la transformación de la producción cinematográfica brasileña, marcada por una descentralización geográfica y narrativa, que ha permitido la llegada de nuevas miradas y voces desde los márgenes.
Durante todo el siglo XX, el cine de aquella nación estuvo mayormente concentrado en su realización y producción en dos grandes ciudades: Sao Paulo y Río de Janeiro. Sin embargo y gracias a las mejoras tecnológicas y el menor costo de ella, es que comenzó a emerger cine en otras localidades de Brasil.
Guimaraes destacó que esta descentralización no es sólo geográfica, sino que además estética y temática: “Porque durante décadas hubo un cine que retrataba la periferia urbana, pero desde una mirada foránea. La irrupción de estas nuevas voces en el siglo XXI, que viven en la periferia y que filman sus películas desde un lugar de vecindad, es nuevo en el cine brasileño”.
El académico visitante mostró Fantasmas (2010, 11”), La ciudad es una sola (2011, 79”), Quintal (2015, 20”), Nunca es noche en el mapa (2016, 6”) y Plano controle (2018, 16”).
En resumen, la hipótesis central del investigador es que el cine brasileño contemporáneo está marcado por un gesto que desplaza las tradicionales jerarquías geográficas y narrativas, otorgando visibilidad a territorios, personas y temáticas que anteriormente habían estado totalmente ausentes.