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Antonella Estévez, académica del Instituto de la Comunicación e Imagen:
"¿Por qué filmamos lo que filmamos?" es el nuevo libro recientemente lanzado por la profesora del Instituto de la Comunicación e Imagen, Antonella Estévez, obra en la que recoge diálogos y entrevistas con mujeres de la industria del cine chileno.
“Me parecía interesante contar los logros de estas mujeres, y dejar en evidencia que en el cine chileno el aporte de las mujeres ha sido invisibilizado”. Así explica Antonella Estévez la principal motivación detrás de su nuevo libro “¿Por qué filmamos lo que filmamos? Diálogos en torno a la mujer en el cine chileno”.
En este trabajo, la académica del Instituto de la Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile, y directora del Festival Cine de Mujeres de Chile (FEMCINE), recoge entrevistas y conversaciones con 17 mujeres que trabajan en el cine, con trayectorias que partieron desde lo técnico hasta llegar a la dirección. “El libro busca relatar cómo llegaron las mujeres que actualmente trabajan en cine al lugar en el que están, profundizando en su introducción en la historia de las mujeres en el cine, desde la primera vez que una mujer dirigió una película, Gabriela Bussenius, hasta los primeros registros de mujeres en la escena chilena”, agrega.
El libro captura conversaciones con grandes directoras, productoras, montajistas y actrices como Alejandra Carmona, Constanza Figari y Valentina Roblero, Lorena Giachino, Claudia Huaiquimilla, Tiziana Panizza, Paola Castillo, Andrea Chignoli, Manuela Martelli, Marialy Rivas, y muchas más.
Creo que nuestro entrenamiento social y cultural define nuestras habilidades. Cuando te digo que las mujeres son más empáticas, eso es resultado del entrenamiento, los hombres también pueden serlo, pero su entrenamiento no va hacia allá. Como a las mujeres se nos entrena para ser sujetos de cuidado y hacernos cargo de los otros, esa mirada cruza probablemente nuestra manera de hacer cine. Yo sí diría que, en general, -y soy muy cuidadosa de enfatizar el “en general”, porque no en todos los casos es así, y también hay hombres que sí tienen esta característica- las mujeres tienen una conciencia mucho más evidente respecto al contexto y motivaciones de los personajes que muestran.
Viendo mucho cine de mujeres de distintos lugares del mundo y distintos géneros, porque también en el libro se hace esa pregunta, ¿existe un cine de mujeres? Y lo que podríamos desarrollar como conclusión es que no existe un cine de mujeres como existe el Western, o horror, pero sí existe el cine hecho por mujeres, que tiene características comunes, y creo que esa característica es la empatía.
Las mujeres hemos tenido problemas para entrar al establishment, y eso antes y ahora también. Está super comprobado que en cualquier tipo de proyecto, mientras hay más dinero involucrado, hay menos posibilidades de que haya mujeres en el liderazgo. Y eso también pasa en el cine. Cuando hablamos del gran Hollywood, las mujeres hoy día están llegando a 11 de las 100 películas más vistas. Pero cuando hablamos de cine indie, o documental, menos industriales, con menos dinero, que producen mucho menos en el corazón de la industria, la presencia de las mujeres es mayor, no alcanza la mitad, pero sí es mayor que este 4 o 10 por ciento que hay en el mainstream. Eso tiene su traducción en el cine chileno, por ejemplo, en el caso de las mujeres que trabajaban en cine en el exilio, como Marilù Mallet, Angelina Vásquez o Valeria Sarmiento, no estaban en el establishment a pesar de haber estudiado en la misma escuela de sus compañeros hombres, que luego se convirtieron en grandes nombres del cine chileno.
En esos años habían mujeres haciendo cine, sólo que no lo sabíamos. Estaban haciendo cine experimental. Esto pasa porque las mujeres, frente a este estatus quo, que no las deja entrar, empiezan a buscar márgenes, no me parece casual que la que pensó en cine experimental fue una mujer, y eso explica por qué el cine documental es un cine que tiene mucha más presencia femenina que el cine de ficción. Porque es más barato, de producción más amable, con equipos pequeños. Eso siguen teniendo en común, las mujeres encuentran lugares desde los márgenes, en ese ejercicio aportan significativamente al crecimiento de las posibilidades de lo cinematográfico.
Lo que está en el corazón del libro, la lucha profunda del feminismo va más allá de la equidad en derechos; eso es una traducción de lo que para mi es el corazón del feminismo, y es que podamos ser sujetos humanos complejos. Lo que hace la ideología de género es dividir al ser humano, decir que por cuanto tú tienes pene eres activo, valiente, y tú tienes vagina eres dulce. Se nos entrena para potenciar algunas habilidades y olvidar otras, y creo que eso es lo que hace que las mujeres tengamos una inteligencia emocional más desarrollada. Lo interesante con este grupo de mujeres que entrevisté, es que cuando les pregunté cómo llegaron a atreverse a entrar al mundo cinematográfico, la respuesta que se repitió una y otra vez, fue “es que nadie me dijo que no se podía”. En los años formativos a estas mujeres se les enseñó a ser personas, no para cumplir el rol femenino. Para mí ese dato es revelador y fundamental, porque cuando decimos las mujeres no pueden hacer algo repetidamente, el problema es que las mujeres compramos esas mentiras. Pero cuando alrededor te dicen que puedes hacer lo que quieras hacer, esas capacidades aparecen, y todas las mujeres me dijeron eso, que no sabían de esta diferencia de género hasta que llegaron a trabajar, se enteraron cuando llegaron al set, cuando las miraban raro en la escuela de cine. Es muy interesante como queda probado que las limitaciones que nos instala la ideología de género, es absolutamente cultural, cuando formas a una persona como persona, esa persona va a poder hacer cualquier cosa. También espero, de cierta forma, llegar a esa mujeres con este libro.
Texto: Estefanía Labrín
Fotos: Alejandra Fuenzalida
Prensa U. de Chile