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Desventuras de la investigación en comunicación
Carlos Ossandón Claudio Salinas Hans Stange
Comunicación Social Ediciones y Publicaciones / ICEI, Universidad de Chile
2019
978-84-17600-07-5
Se podría pensar que la voz “impostura” supone necesariamente una condenación ética, y esto por el carácter inauténtico o fingido de su pretensión de verdad. La presente investigación no incursiona, sin embargo, por este camino, ya que su propósito es describir unos “artificios” que, si bien tienen la ambición de ser verdaderos, se les identifica ante todo como una “mecánica”, como un “modo de operar” más o menos naturalizado o lógico.
El presente texto se pregunta más particularmente por el estado de los estudios en comunicación que se reconocen o se validan como “críticos”. Lo que interesa es el período que viene inmediatamente después del célebre texto De los medios a las mediaciones (1987) del filósofo-semiólogo Jesús Martín-Barbero. Se pretende así seguir el derrotero de unas investigaciones que, situándose temporalmente más allá de este importante punto de inflexión marcado por la influencia de los llamados “estudios culturales”, no desean quedar sin el amparo o el reconocimiento de tradiciones críticas diversas.
La tesis del texto es que en estos últimos treinta años, y bajo la “tiranía del paper”, ha habido un declive o una despotenciación de este tipo de estudios, cuestión observable en algunas de las más importantes revistas del campo de la comunicación en América Latina. La impostura no se asimila aquí a engaño o a incompetencia. Tiene que ver más bien con unas objetividades y procedimientos discursivos cuya lógica obedece ante todo a unas homogenizaciones o regulaciones “globalizadoras” e institucionales que han guiado los procesos de producción y exteriorización académicas.
La cooptación positivista y funcionalista de la crítica, la mera referencialidad o la operativización sin más de los conceptos o marcos teóricos, los forzados ajustes a una matriz considerada “científica”, la ausencia de una reflexión sostenida sobre los “modos de decir” predominantes o de la correlación entre la figura de los discursos y la figura de la sociedad que se desea, el interés menos por el “sentido” de lo que se hace y más por su “rendimiento”, así como la instalación de un cierto “consenso” epistemológico y pretendidamente postideológico que incluye formas de gestión y protocolos concertados o practicados implícitamente por los investigadores, son algunos de los principales tópicos que examina el presente texto.
Esta “política de investigación”, que no siempre parece ser lo que declara ser, es lo que han buscado tematizar tres académicos de la Universidad de Chile pertenecientes a dos unidades académicas distintas: el ICEI y nuestra Facultad de Filosofía y Humanidades.